En el entramado poético de Miguel de Unamuno, existe un umbral místico que separa la inocencia de la infancia del inexorable avance hacia la adultez, un tema que resuena con la universalidad de una melodía olvidada. Su poema, extraído del “Cancionero”, no es solo una composición de palabras meticulosamente seleccionadas, sino un espejo en el cual se reflejan las sombras de la nostalgia y el anhelo por un tiempo más simple, más puro. A través de la metáfora de una puerta que ya no puede atravesar, Unamuno nos invita a un viaje introspectivo, donde los recuerdos de la niñez resuenan en los ecos de la madurez. Esta exploración literaria no solo desentraña la complejidad emocional y filosófica de su poesía, sino que también ilumina el camino hacia una comprensión más profunda de nuestra propia transición por las etapas de la vida.

“Retorno a los Días Rosados: Nostalgia y Ciclos de Vida en la Poesía de Unamuno”
“Agranda la puerta, padre, porque no puedo pasar; la hiciste para los niños, yo he crecido a mi pesar. Si no me agrandas la puerta, achícame, por piedad; vuélveme a la edad bendita en que vivir es soñar. Gracias, padre, que ya siento que se va mi pubertad; vuelvo a los días rosados en que hijo no más. Hijo de mis hijos ahora y sin masculinidad. Siento nacer en mi seno maternal virginidad“
Miguel de Unamuno,
Cancionero.
Este poema de Miguel de Unamuno, extraído de su “Cancionero”, aborda un tema profundo y universal: el paso del tiempo y la nostalgia por la infancia perdida. Unamuno, conocido por su intensa introspección y su constante cuestionamiento sobre la existencia, utiliza esta obra para explorar la complejidad de la transición de la niñez a la adultez.
Análisis Temático
- La Pérdida de la Inocencia Infantil: El poema comienza con una metáfora de una puerta que ya no se ajusta al tamaño del hablante. Esta puerta representa la infancia, un tiempo de inocencia y simplicidad que, lamentablemente, se ha vuelto inaccesible debido al crecimiento inevitable.
- La Añoranza por la Infancia: El deseo del hablante de volver a su infancia sugiere una profunda nostalgia. La “edad bendita en que vivir es soñar” evoca un tiempo en el que la realidad se percibe con maravilla y asombro, un contraste marcado con la complejidad y, a menudo, la dureza de la vida adulta.
- El Conflicto entre la Infancia y la Adultez: La incapacidad del hablante para pasar por la puerta simboliza la lucha interna entre querer permanecer en la infancia y aceptar las responsabilidades y realidades de la adultez.
- La Transformación y Renovación: Hacia el final del poema, el hablante menciona una transformación, sugiriendo una especie de renacimiento. Este renacimiento puede interpretarse como una aceptación del ciclo de la vida, donde al envejecer, uno vuelve a una forma de inocencia, quizás a través de la sabiduría o la paternidad.
- La Paternidad y la Continuidad Generacional: La mención de “Hijo de mis hijos ahora” sugiere una reflexión sobre la paternidad y la continuidad. A medida que envejecemos, pasamos de ser hijos a ser padres (y abuelos), perpetuando el ciclo de la vida.
Estilo y Forma
- Lirismo y Simbolismo: Unamuno es conocido por su estilo lírico y el uso de símbolos para transmitir emociones complejas. La puerta, en este caso, es un símbolo potente de la transición y el cambio.
- Estructura y Ritmo: El poema utiliza una estructura rítmica que refleja una especie de canción o lamento, lo que intensifica la sensación de melancolía.
Conclusión
Este poema de Unamuno es un hermoso, aunque melancólico, recordatorio de la transitoriedad de la vida. El deseo de volver a una época más simple es un tema universal, y la habilidad de Unamuno para capturar esta emoción en palabras es un testimonio de su genio literario. En su esencia, el poema es una meditación sobre el envejecimiento, la pérdida, y la aceptación del ciclo ineludible de la vida.
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