En el corazón palpitante de la Sierra Nevada de Colombia, oculta entre las brumas de la historia y el verdor impenetrable de la selva tropical, yace un enigma de piedra y leyendas: la Ciudad Perdida. Descubierta al mundo moderno hace apenas unas décadas, esta antigua maravilla, conocida también como Teyuna, es un eco silencioso de una civilización que floreció en secreto. Este viaje literario te llevará a través de senderos envueltos en misterio, escalones tallados en el tiempo, y la magnificencia de una arquitectura que desafió siglos. La Ciudad Perdida no es solo un lugar, es un susurro de la historia, una aventura que espera, y un testimonio de la genialidad Tayrona que aún resuena en las montañas sagradas de Colombia.



La Ciudad Perdida: un tesoro oculto en la Sierra Nevada de Colombia


¿Te imaginas caminar por un laberinto de piedra, rodeado de vegetación exuberante y admirando las construcciones más antiguas y misteriosas de América? Eso es lo que te espera si decides visitar la Ciudad Perdida, un asentamiento indígena tayrona que se encuentra en lo más profundo de la Sierra Nevada de Santa Marta, en el norte de Colombia.

La Ciudad Perdida, también conocida como Teyuna o Buritaca-200, fue descubierta en 1976 por un grupo de guaqueros (buscadores de tesoros) que se adentraron en la selva siguiendo una serie de escalones tallados en la roca. Desde entonces, ha sido objeto de numerosas investigaciones arqueológicas y turísticas, que han revelado su historia y su importancia cultural.


La arquitectura y el arte tayrona


La Ciudad Perdida es una obra maestra de la arquitectura y el arte tayrona, una civilización que floreció entre los siglos VIII y XIV en la costa caribeña de Colombia. Los tayronas eran expertos en agricultura, metalurgia y tejido, pero también tenían una gran capacidad para adaptarse al medio ambiente y crear espacios funcionales y estéticos.

La ciudad está formada por varias terrazas escalonadas que se elevan sobre el bosque tropical húmedo. Cada terraza tiene una forma circular o rectangular, con paredes verticales o inclinadas. En el centro hay un espacio abierto donde se ubican las casas, las plazas y los lugares sagrados. Las casas eran construidas con madera, barro y paja, cubiertas con tejas o paja tostada. Tenían dos o tres niveles y podían albergar a varias familias.

Las plazas eran los centros sociales y políticos de la ciudad. Allí se realizaban ceremonias religiosas, rituales funerarios y eventos cívicos. También se guardaban objetos ceremoniales como vasijas, collares y máscaras hechas con oro, plata y piedras preciosas.

Los lugares sagrados eran los espacios donde los tayronas comunicaban con sus dioses y sus ancestros. Allí se practicaba el culto a la naturaleza, a los animales sagrados como el jaguar o el mono araña, a las estrellas del zodíaco como el cóndor o el quetzalcoatl (serpiente emplumada), e incluso a las plantas medicinales como la coca o el tabaco.

Los tayronas también desarrollaron un sistema artístico basado en la geometría sagrada. Utilizaban formas circulares para representar el sol (el centro del universo), formas cuadradas para representar la tierra (el cuerpo humano), formas triangulares para representar las montañas (los apóstoles) o formas hexagonales para representar los ángeles (los mensajeros divinos). Estos símbolos decoraban sus cerámicas, sus textiles, sus joyas y sus esculturas.


El camino hacia la Ciudad Perdida


Para llegar a la Ciudad Perdida hay que atravesar varios días caminando por senderos selváticos llenos de vida silvestre. El recorrido empieza en Santa Marta o en otras localidades cercanas como Taganga o Riohacha. Se puede contratar con alguna agencia autorizada que ofrezca tours guiados por diferentes opciones: 4 días desde Santa Marta¹, 5 días desde Taganga² o 6 días desde Riohacha³.

El camino es exigente físicamente pero también ofrece paisajes espectaculares: ríos caudalosos como el Buritaca⁴, cascadas impresionantes como la Salto del Diablo o lagunas cristalinas como la Laguna Azul. Además se puede disfrutar del contacto con las comunidades indígenas locales descendientes de los tayronas, quienes comparten sus conocimientos ancestrales sobre la naturaleza.


La Ciudad Perdida: un patrimonio vivo


La Ciudad Perdida es uno de los sitios arqueológicos más importantes de Colombia y de América. Fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1984 y es considerada un lugar sagrado por los pueblos indígenas de la Sierra Nevada, que la llaman “la madre de todas las ciudades”. Estos pueblos, como los kogui, los arhuaco, los wiwa y los kankuamo, mantienen vivas las tradiciones y la cosmovisión de sus antepasados tayronas, y son los guardianes de este territorio.

La Ciudad Perdida es un lugar que nos invita a reflexionar sobre el pasado, el presente y el futuro de la humanidad. Nos muestra la grandeza y la sabiduría de una civilización que supo convivir en armonía con la naturaleza, pero también nos recuerda los conflictos y las amenazas que han puesto en riesgo su supervivencia. La Ciudad Perdida es un testimonio de la diversidad y la riqueza cultural de Colombia, un país que tiene mucho que ofrecer al mundo.

Si quieres vivir una experiencia única e inolvidable, te recomendamos que visites la Ciudad Perdida. Es un viaje que no solo te deslumbrará por su belleza y su historia, sino que también te transformará por su significado y su magia. La Ciudad Perdida es un tesoro oculto que espera ser descubierto por ti. ¿Te animas?


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