En las brumosas costas del norte de Europa, donde el mar y el cielo se funden en un eterno gris, nació una leyenda que cambiaría el curso de la historia. Rollo de Normandía, un gigante entre los hombres, emergió de las profundidades de la tradición vikinga para tallar su nombre en los anales del tiempo. Este caudillo, cuya estatura desafiaba las leyendas y cuyo ingenio político rivalizaba con su destreza en el combate, no solo conquistó territorios sino que forjó un ducado que se convertiría en piedra angular de la Europa medieval. Su vida, entretejida con mitos y verdades, nos lleva a un viaje desde los fiordos helados de Escandinavia hasta las ricas tierras de Normandía, revelando cómo un guerrero nórdico se transformó en un astuto duque, y cómo sus descendientes llegarían a reinar en reinos lejanos.



Rollo de Normandía: el vikingo que se convirtió en duque


Rollo de Normandía, también conocido como Rollón, Rodrigo o Hrolf, fue un caudillo vikingo que fundó el ducado de Normandía, una región del norte de Francia que debe su nombre a los hombres del norte (nordmanni) que la poblaron. Su vida está llena de leyendas y misterios, pero se reconoce que fue un gran guerrero y un hábil político.


Orígenes y aventuras de Rollo


Rollo nació alrededor del año 860, en una zona que hoy corresponde a Noruega o Dinamarca. Era hijo de Rognvald Eysteinsson, un poderoso jarl (noble) de Møre. Según algunas fuentes, era descendiente del legendario Ragnar Lothbrok, el protagonista de la serie Vikingos.

Rollo era un hombre de una estatura y un peso extraordinarios. Se dice que medía más de dos metros y pesaba unos 140 kilos. Por eso se le apodaba “el caminante” o “el errante”, ya que ningún caballo podía soportar su peso. Desde joven, se dedicó a la piratería y a las incursiones vikingas por el mar del Norte y el canal de la Mancha, junto con otros guerreros daneses y noruegos.

Rollo fue exiliado de Noruega por el rey Harald I el Hermoso, que quería unificar el país bajo su mando. Entonces, Rollo se lanzó a la aventura y exploró las costas de Flandes, Inglaterra y Escocia. Su objetivo no era solo saquear y robar, sino también encontrar tierras donde asentarse y gobernar.


La conquista de Normandía


En el año 910, Rollo y sus hombres atacaron París, la capital del reino franco. Esta incursión vikinga es una de las más famosas e importantes de la historia, ya que cambió el destino de Europa. Los vikingos asediaron la ciudad durante varios meses, pero no pudieron tomarla por la resistencia de los francos y la intervención del rey Carlos III el Simple.

El rey Carlos, que no podía hacer frente a las constantes invasiones vikingas, decidió negociar con el caudillo. Así, le ofreció el territorio de Normandía, que comprendía desde el río Epte hasta el mar, a cambio de que Rollo se convirtiera al cristianismo y le jurara fidelidad. El acuerdo se selló con el Tratado de Saint-Clair-sur-Epte, en el año 911.

Rollo aceptó el trato, pero con ciertas resistencias. Según la leyenda, cuando el caudillo tuvo que besar los pies del rey como señal de vasallaje, se negó y envió a uno de sus hombres para que lo hiciera en su lugar. Sin embargo, este, en vez de cumplir con la tradición, levantó al monarca por el aire y lo arrojó al suelo, provocando la risa de los presentes.


La consolidación del ducado de Normandía


Como duque de Normandía, Rollo se encargó de organizar y defender su territorio. Repartió las tierras entre sus seguidores, construyó fortalezas y monasterios, y estableció leyes y tribunales. También fomentó el comercio y la agricultura, y mantuvo buenas relaciones con los francos y los bretones.

Rollo se bautizó en el año 912 en la catedral de Ruan, adoptando el nombre cristiano de Roberto. También se casó con una noble francesa, llamada Poppa de Bayeux, hija del conde Berengario, a quien había capturado en una de sus incursiones. Con ella tuvo varios hijos, entre ellos Guillermo I de Normandía, que le sucedió como duque.

Rollo falleció alrededor del año 930, dejando un gran legado: sus descendientes continuaron gobernando Normandía, e incluso algunos de ellos se convirtieron en reyes, como su tataranieto Guillermo el Conquistador, que invadió Inglaterra en el año 1066. En la actualidad, Rollo es famoso por su aparición en la serie Vikingos, donde es interpretado por el actor Clive Standen.


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