En el silencio de la madrugada iraquí, millones de pasos resuenan como un latido común. Es Arba’in, un peregrinaje que no solo recorre kilómetros, sino siglos de fe, resistencia y justicia. Aquí, en el polvo sagrado de Karbala, se entrelazan los ecos del pasado y los susurros del presente. Hombres y mujeres, de todas las edades y orígenes, avanzan juntos, impulsados por una memoria que no olvida y un espíritu que no se quiebra. Arba’in es más que devoción; es la humanidad caminando hacia su verdad.
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Imágenes DALL-E de OpenAI
Arba’in en Irak: La Conmemoración Religiosa Más Grande del Mundo
La peregrinación de Arba’in, una manifestación de fe y resistencia prácticamente desconocida en Occidente, ha emergido como uno de los eventos religiosos más significativos del mundo musulmán. El pasado 25 y 26 de agosto de 2024, esta conmemoración reunió a un número sin precedentes de 21 millones de fieles en Irak, superando incluso al Hajj, la peregrinación anual a La Meca.
Arba’in, que significa “cuarenta” en árabe, marca el cuadragésimo día después del martirio del Imām Husáin, nieto del profeta Muhammad y figura central en el Islam chiíta. Este evento no solo representa un acto de devoción religiosa, sino que también encarna un poderoso símbolo de resistencia contra la opresión y la injusticia.
La historia de Arba’in se remonta al año 680 d.C., cuando el Imām Husáin y sus seguidores fueron masacrados en la batalla de Karbala por las fuerzas del califa omeya Yazid I. Este evento, conocido como la Ashura, es conmemorado anualmente por los musulmanes chiítas como un día de luto y reflexión. Cuarenta días después, los seguidores de Husáin se reúnen en Karbala para honrar su memoria y reafirmar su compromiso con los ideales de justicia y libertad que él representaba.
La peregrinación de Arba’in ha experimentado un crecimiento exponencial en las últimas décadas, a pesar de los desafíos políticos y de seguridad en la región. El aumento de participantes se atribuye a varios factores, incluyendo la caída del régimen de Saddam Hussein en 2003, que había prohibido la celebración pública de rituales chiítas en Irak. Además, la mejora de las infraestructuras y la organización logística han facilitado la participación de peregrinos de todo el mundo musulmán.
El ritual central de Arba’in consiste en una caminata de aproximadamente 80 kilómetros desde la ciudad de Najaf hasta Karbala. Los peregrinos, vestidos de negro en señal de luto, recorren esta distancia a pie, un viaje que puede durar varios días. A lo largo del camino, los residentes locales establecen mawakib (puestos de servicio) que ofrecen comida, bebida y alojamiento gratuitos a los caminantes, ejemplificando los valores de hospitalidad y solidaridad inherentes a la tradición islámica.
La dimensión espiritual de Arba’in trasciende las divisiones sectarias dentro del Islam. Aunque es principalmente una conmemoración chiíta, en los últimos años ha atraído a un número creciente de musulmanes suníes, así como a seguidores de otras religiones que ven en el sacrificio de Husáin un paradigma universal de resistencia contra la tiranía.
Desde una perspectiva sociológica, Arba’in funciona como un poderoso mecanismo de cohesión social y renovación cultural para la comunidad chiíta global. El evento sirve como un espacio de encuentro y diálogo entre chiítas de diferentes países y contextos culturales, fortaleciendo los lazos transnacionales dentro de la comunidad.
La magnitud de Arba’in plantea desafíos logísticos y de seguridad significativos para las autoridades iraquíes. La organización de un evento de esta escala requiere una coordinación masiva entre agencias gubernamentales, organizaciones religiosas y voluntarios. En los últimos años, se han implementado medidas de seguridad sin precedentes para proteger a los peregrinos de posibles ataques terroristas, un reflejo de la persistente inestabilidad en la región.
El impacto económico de Arba’in en Irak es considerable. El influjo anual de millones de peregrinos genera un auge temporal en sectores como el transporte, la hostelería y el comercio minorista. Sin embargo, la dependencia excesiva de este evento como motor económico también plantea desafíos para el desarrollo sostenible a largo plazo de las ciudades santas.
Desde una perspectiva geopolítica, Arba’in ha adquirido una relevancia creciente en el contexto de las relaciones entre Irak e Irán. La peregrinación sirve como un vínculo cultural y religioso entre estos dos países de mayoría chiíta, reforzando los lazos bilaterales a nivel popular. Al mismo tiempo, la presencia masiva de peregrinos iraníes en suelo iraquí ha suscitado debates sobre la influencia de Irán en los asuntos internos de Irak.
A pesar de su importancia dentro del mundo musulmán, Arba’in sigue siendo relativamente desconocido en Occidente. Esta falta de visibilidad se puede atribuir a varios factores, incluyendo la complejidad de las divisiones sectarias dentro del Islam, la tendencia de los medios occidentales a centrarse en eventos negativos en Oriente Medio, y la general falta de comprensión de las tradiciones chiítas.
En conclusión, la peregrinación de Arba’in representa mucho más que un mero acto de devoción religiosa. Es un fenómeno multifacético que engloba dimensiones espirituales, culturales, políticas y económicas. Su creciente importancia en el mundo musulmán y su potencial para fomentar el diálogo interreligioso y la comprensión mutua merecen una mayor atención y estudio por parte de académicos, políticos y medios de comunicación occidentales.
A medida que el mundo se enfrenta a desafíos globales que requieren cooperación y entendimiento intercultural, eventos como Arba’in pueden ofrecer valiosas lecciones sobre resiliencia, solidaridad y la búsqueda universal de justicia.
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