En el corazón de una de las civilizaciones más enigmáticas de Mesoamérica, yace un secreto bajo la imponente Pirámide del Sol. Lo que a simple vista parece una colosal estructura, esconde en sus entrañas un laberinto subterráneo que desafía a los arqueólogos y nos sumerge en un viaje hacia lo desconocido. Estos túneles, construidos con precisión ancestral, revelan una conexión profunda con el inframundo, donde la vida, la muerte y el renacimiento convergen en rituales perdidos en el tiempo.
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Imágenes DALL-E de OpenAI
La Red de Túneles Bajo la Pirámide del Sol en Teotihuacán: Un Viaje al Inframundo
La Pirámide del Sol, situada en la ciudad de Teotihuacán, al noreste de la actual Ciudad de México, es uno de los monumentos más imponentes y enigmáticos del México prehispánico. Esta estructura, que se levanta majestuosa sobre el vasto Valle de Teotihuacán, ha sido objeto de fascinación durante siglos, tanto por su colosal tamaño como por los secretos que esconde en su interior. Uno de los descubrimientos más sorprendentes en torno a este monumento es la red de túneles que yace bajo su base, un laberinto subterráneo que aún hoy sigue guardando muchos de sus misterios.
En 1971, un descubrimiento accidental revolucionó el entendimiento de los arqueólogos sobre la Pirámide del Sol. Mientras se realizaban trabajos para la construcción de un museo subterráneo en las inmediaciones de la pirámide, se encontró una abertura en su base que conducía a un túnel. Este túnel se extendía hacia el corazón mismo de la pirámide, descendiendo a una profundidad de 15 metros bajo la superficie. A primera vista, parecía ser un simple pasaje subterráneo; sin embargo, a medida que avanzaban las investigaciones, quedó claro que la estructura era mucho más compleja de lo que se había pensado.
El túnel tiene dimensiones modestas, con una anchura de aproximadamente 1.5 metros y una altura de 2 metros. Está construido con bloques de piedra volcánica y su suelo es de tierra compactada, lo que indica un diseño cuidadoso y un propósito específico. Aunque la estructura física del túnel es impresionante por sí misma, lo más intrigante es lo que sugiere su existencia: un vínculo directo con las creencias religiosas y cosmológicas de los antiguos teotihuacanos.
Teotihuacán, cuyo apogeo se sitúa entre los años 100 y 650 d.C., fue una de las ciudades más grandes y poderosas del mundo antiguo. Con una población estimada de más de 100,000 personas, fue un centro político, económico y religioso de gran influencia en Mesoamérica. Las pirámides del Sol y de la Luna, junto con el Templo de Quetzalcóatl, eran los epicentros ceremoniales de esta civilización. La red de túneles que se extiende bajo la Pirámide del Sol nos ofrece una ventana única para explorar la cosmovisión y los rituales de los teotihuacanos.
Diversas teorías han surgido en torno al propósito de estos túneles. La primera y más sugerente es la idea de que los túneles representaban un “camino” al inframundo. En muchas culturas mesoamericanas, el inframundo no era solo un lugar de reposo para los muertos, sino un espacio de transformación y renacimiento. Los arqueólogos han encontrado evidencia de que las cuevas y túneles se asociaban a menudo con los mitos de creación y fertilidad. Es posible que los túneles bajo la pirámide fueran diseñados para simbolizar ese viaje místico hacia el inframundo, un espacio sagrado donde se realizaban rituales para asegurar la continuidad de la vida.
Otra interpretación sugiere que estos túneles eran utilizados para realizar ceremonias relacionadas con la fertilidad y la agricultura. Teotihuacán dependía en gran medida de la agricultura para su subsistencia, y es probable que la élite gobernante realizara rituales en estos espacios subterráneos para asegurar la bendición de los dioses sobre sus cosechas. El hecho de que los túneles se encuentren alineados con la estructura de la pirámide, que a su vez está orientada de acuerdo con los movimientos del sol, refuerza la teoría de que tenían una función religiosa importante.
Algunos investigadores han propuesto que los túneles podrían haber servido como un sistema de drenaje. La base de la pirámide, construida sobre un terreno que podía estar sujeto a inundaciones, podría haber requerido una red de pasajes para desviar el agua y evitar daños estructurales. Aunque esta teoría es plausible desde un punto de vista técnico, no explica el diseño tan meticuloso de los túneles, ni su relación con otros elementos arquitectónicos y simbólicos de la pirámide.
Una hipótesis adicional es que los túneles podrían haber sido utilizados como cámaras funerarias. En otras culturas mesoamericanas, como los mayas y los zapotecos, las pirámides a menudo albergaban tumbas de importantes líderes o personajes religiosos. Aunque no se ha encontrado evidencia concluyente de enterramientos bajo la Pirámide del Sol, es posible que futuras excavaciones revelen restos humanos o artefactos que respalden esta teoría.
Lo que es indudable es que la red de túneles bajo la Pirámide del Sol representa un enigma arqueológico de gran importancia. A medida que avanzan las investigaciones, se siguen descubriendo nuevos pasajes y cámaras, lo que sugiere que apenas hemos comenzado a comprender la complejidad de este sitio. Sin embargo, la dificultad de explorar estos túneles —debido a su fragilidad estructural y a la incertidumbre sobre su extensión completa— hace que el progreso sea lento.
Los arqueólogos que han trabajado en la pirámide también han notado la presencia de pozos y cavidades que parecen haber sido creados con un propósito ritual. Estas cavidades, algunas de las cuales contienen ofrendas como conchas marinas y fragmentos de obsidiana, refuerzan la idea de que los túneles no eran meramente utilitarios, sino que tenían un significado espiritual profundo para los teotihuacanos.
El simbolismo de las pirámides como montañas sagradas es un tema recurrente en la iconografía y arquitectura de Mesoamérica. Las pirámides eran vistas como representaciones terrenales de las montañas cósmicas, lugares donde los dioses habitaban y donde ocurría la creación del universo. En este contexto, los túneles bajo la Pirámide del Sol podrían haber representado el vientre de la montaña, un espacio oscuro y oculto donde el ciclo de vida, muerte y renacimiento se manifestaba a través de los rituales religiosos.
En conclusión, la red de túneles bajo la Pirámide del Sol en Teotihuacán continúa siendo un misterio fascinante. Su descubrimiento nos ha permitido vislumbrar aspectos de la vida religiosa y cultural de una de las civilizaciones más importantes del México antiguo. A pesar de los avances en su estudio, quedan muchas preguntas sin respuesta, lo que asegura que Teotihuacán seguirá siendo un foco de interés para arqueólogos y estudiosos de todo el mundo. El viaje hacia el inframundo que estos túneles representan no es solo un viaje hacia el pasado, sino también un recordatorio de los profundos vínculos entre la tierra, los cielos y el ser humano en la cosmovisión mesoamericana.
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