En el vasto entramado de la espiritualidad humana, pocos pensadores han capturado con tanta precisión el viaje interior hacia lo divino como Robert Fludd. Su visión nos transporta más allá de las fronteras del mundo material, invitándonos a explorar el corazón del alma como el verdadero templo de la creación. En un tiempo donde las distracciones externas erosionan la conexión con lo trascendente, Fludd ofrece una guía audaz: penetrar en lo más profundo de nosotros mismos, donde la divinidad no solo se contempla, sino que se experimenta.
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"Por lo tanto, te aconsejo cordialmente que ascendas de este mundo a Dios, es decir, que penetrar a través de ti mismo, porque subir a Dios es entrar en ti mismo, y no sólo por dentro visitar tu alma más querida, sino también perforar en el centro mismo de ella, para mira y he aquí a tu Creador; el cual puedes reunir mejor y recordar las vigas de tu hombre interior de las distracciones de este mundo exterior, y revocarlas de acciones externas, para participar con tus alegrías internas. "
— Robert Fludd
La Ascensión al Centro del Alma: El Viaje a la Divinidad Interna según Robert Fludd
El pensamiento místico de Robert Fludd, autor del pasaje citado, invita a una meditación profunda sobre la relación entre la interioridad humana y la divinidad. Este ensayo explora el núcleo de su mensaje: la ascensión espiritual no ocurre como un movimiento externo hacia lo trascendente, sino como un viaje interno que conduce al corazón del alma, donde la humanidad y la divinidad se encuentran en un vínculo esencial. A través de este proceso, la atención se desplaza de las distracciones mundanas hacia una introspección radical que permite la comunión con el Creador. En este texto, se ampliará el análisis de esta propuesta, integrando referencias filosóficas, espirituales y psicológicas para profundizar en el significado de la conexión entre el hombre y lo divino.
El Contexto de Fludd y la Filosofía Hermética
Robert Fludd (1574–1637) fue un médico, filósofo y teólogo inglés vinculado al pensamiento hermético y la tradición rosacruz. La perspectiva hermética, basada en la idea de que “lo que está arriba es como lo que está abajo”, establece un paralelismo entre el macrocosmos (el universo) y el microcosmos (el ser humano). Para Fludd, la contemplación interna no era simplemente un ejercicio espiritual, sino una metodología para descubrir las leyes universales que rigen tanto la naturaleza como el espíritu.
En esta tradición, el alma es vista como un puente entre el mundo material y lo divino. Penetrar en el “centro mismo” del alma significa trascender las apariencias superficiales y conectar con la chispa divina que reside en el ser humano. Esta concepción está profundamente enraizada en la idea de que Dios no es un ente lejano, sino una presencia inmanente accesible a través de la introspección.
La Metáfora del Centro: Una Geografía Espiritual
La noción de un “centro” en el alma alude a una metáfora común en el pensamiento místico: el viaje hacia un punto fijo que representa la esencia de lo divino. Este centro puede interpretarse como el lugar donde todas las contradicciones se resuelven, donde la dualidad del mundo externo e interno se funde en una unidad inquebrantable. Fludd sugiere que este viaje hacia el centro no es un desplazamiento físico, sino una reorientación de la atención. Al despojarse de las distracciones externas, el individuo encuentra en su interior el reflejo más puro de la divinidad.
Esta idea se encuentra también en otras tradiciones místicas. Por ejemplo, San Agustín afirmó: “No salgas fuera de ti, vuelve a ti mismo; en el hombre interior habita la verdad.” De manera similar, los sufíes describen la experiencia de encontrar a Dios como un viaje hacia el “corazón” espiritual. Así, el centro del alma en la obra de Fludd puede entenderse como una síntesis de múltiples tradiciones que subrayan la importancia de la interioridad como camino hacia lo absoluto.
Distracción y Contemplación: Los Obstáculos del Mundo Exterior
En el texto de Fludd, se menciona explícitamente la necesidad de reunir “las vigas del hombre interior” y apartarlas de las distracciones externas. Este lenguaje sugiere un proceso arduo, casi arquitectónico, de reconstrucción del ser. Las distracciones del mundo externo no son meramente ruidos superficiales; son fuerzas activas que fragmentan la atención y dispersan la energía espiritual. En la filosofía moderna, esta idea puede vincularse a los conceptos de alienación y pérdida de autenticidad discutidos por pensadores como Heidegger, quien advirtió sobre el “olvido del ser” causado por la absorción en el mundo técnico y cotidiano.
Fludd, en cambio, propone un remedio: la contemplación. Este ejercicio no consiste únicamente en reflexionar intelectualmente, sino en una disciplina activa que unifica las dimensiones físicas, emocionales y espirituales del individuo. En términos contemporáneos, podríamos asociar esta práctica con enfoques como la meditación mindfulness o la psicología transpersonal, ambos orientados a la integración de la conciencia.
La Perforación del Alma: Un Acto Transformador
La metáfora de “perforar” el centro del alma es particularmente poderosa. No es suficiente simplemente “visitar” el alma, como quien mira a través de una ventana. Para Fludd, la verdadera transformación requiere atravesar las capas superficiales y penetrar hasta el núcleo. Este acto de perforación implica un proceso de autoconocimiento radical, donde las ilusiones sobre uno mismo son desmanteladas.
En este sentido, el concepto de perforar el alma puede relacionarse con la “noche oscura del alma” descrita por San Juan de la Cruz, donde el alma atraviesa un período de oscuridad y sufrimiento antes de alcanzar la unión con Dios. También resuena con el psicoanálisis de Carl Jung, quien describió el proceso de individuación como un descenso al inconsciente para integrar las sombras y revelar el yo auténtico.
Alegría Interna y Comunión Divina
Fludd concluye su exhortación enfatizando la participación en “alegrías internas” como resultado de esta unión con el Creador. Aquí se revela un elemento esencial del pensamiento místico: el objetivo final no es el conocimiento per se, sino la experiencia de una dicha transformadora. Esta idea se encuentra también en la tradición cristiana, donde la unión con Dios es descrita como un estado de beatitud. Sin embargo, Fludd amplía este concepto al sugerir que la alegría interna es un estado continuo que emerge cuando el alma vive en armonía con su centro divino.
Desde una perspectiva psicológica, esta alegría puede interpretarse como un estado de plenitud que surge cuando el individuo logra integrar todas las partes de su ser. Esto no implica una negación de la realidad externa, sino una relación renovada con ella, donde las distracciones ya no ejercen control sobre el espíritu.
Hacia una Práctica Contemporánea de la Interioridad
El mensaje de Fludd sigue siendo relevante en el contexto actual, donde las distracciones del mundo digital y el ritmo acelerado de la vida moderna dificultan el acceso a la interioridad. La invitación a penetrar en el centro del alma nos recuerda la importancia de cultivar momentos de silencio y reflexión en medio del ruido externo.
Integrar esta práctica no requiere adherirse a una tradición religiosa específica, sino comprometerse con un camino de autodescubrimiento y trascendencia. La meditación, la escritura introspectiva y el estudio filosófico son herramientas contemporáneas que pueden facilitar este proceso. Al igual que Fludd, podemos aspirar a reunir nuestras “vigas internas” y construir un espacio sagrado dentro de nosotros mismos donde la divinidad pueda habitar.
Conclusión Abierta
Así, el viaje hacia el centro del alma no es simplemente un acto de búsqueda espiritual, sino una transformación integral del ser. En un mundo donde las distracciones externas amenazan con fragmentar nuestra conciencia, la visión de Fludd nos ofrece una guía intemporal para reconectar con la fuente de nuestra esencia y participar plenamente en la alegría divina que yace en lo más profundo de nosotros mismos.
Breve Reseña Biográfica de Robert Fludd

Robert Fludd (1574–1637) fue un médico, filósofo y místico inglés, conocido por ser uno de los principales exponentes del hermetismo y las tradiciones esotéricas en el Renacimiento. Nacido en Milgate House, Kent, Fludd estudió en el St John’s College de Oxford, donde obtuvo su título en medicina. Más tarde, viajó por Europa durante seis años, absorbiendo conocimientos sobre alquimia, astrología, filosofía hermética y misticismo cristiano, influencias que marcarían profundamente su obra posterior.
Como médico, Fludd destacó por su enfoque holístico, combinando métodos tradicionales con ideas esotéricas y teorías de correspondencias entre el macrocosmos (el universo) y el microcosmos (el ser humano). Escribió extensamente sobre medicina, filosofía y ciencias ocultas, defendiendo un enfoque espiritual y simbólico del conocimiento. Su obra más destacada, “Utriusque Cosmi Historia”, es un compendio enciclopédico que trata temas tan diversos como la creación del universo, la naturaleza de las almas y la estructura del cosmos, todo ello bajo la influencia de la filosofía neoplatónica y hermética.
Fludd también fue conocido por sus controversias intelectuales, especialmente con científicos como Johannes Kepler, quien criticó su enfoque místico. A pesar de estas disputas, su trabajo tuvo un impacto duradero en el pensamiento esotérico y filosófico, influenciando movimientos como la rosacruz y la masonería. Fludd es recordado como un puente entre la tradición medieval y el pensamiento moderno, donde la ciencia y la espiritualidad buscaban un entendimiento común.
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