En el corazón de cada revolución, cada protesta multitudinaria y cada ideología que se extiende como un incendio hay un fenómeno fascinante: la psicología de las masas. Más que una suma de individuos, las multitudes se convierten en entidades vivas, guiadas por impulsos primarios y emociones desbordantes. ¿Qué las lleva de la calma al fervor? ¿Cómo lo incierto se transforma en certeza absoluta? Este análisis explora los mecanismos ocultos que mueven a las masas y desatan su fuerza transformadora o destructiva en la historia y el presente.
El CANDELABRO.ILUMINANDO MENTES


Imágenes DALL-E de OpenAI
La multitud no conoce dudas ni incertidumbres. Inmediatamente corre a los extremos, la sospecha cepillada se convierte instantáneamente en un punto irresistible, una aversión en ciernes en odio feroz. Aunque inclinadas a todos los extremos, las masas sólo pueden ser despertadas por un estímulo excesivo. Los que quieren actuar en ello, no necesitan coherencia lógica entre sus argumentos; tienen que pintar de los colores más violentos, exagerar y repetir lo mismo una y otra vez.
Sigmund Freud,
Psicología de las Masas y Análisis del Yo.
La dinámica de las masas: Psicología colectiva y los extremos de la acción humana
La fascinación que ejerce la psicología colectiva radica en su capacidad para revelar los mecanismos profundos que configuran el comportamiento humano en grupo. Sigmund Freud, en Psicología de las masas y análisis del yo, expuso ideas que aún resuenan en el análisis contemporáneo de cómo los grupos humanos transitan del equilibrio a los extremos, movidos por estímulos que apelan no a la razón, sino a los impulsos más viscerales. Las masas, argumenta Freud, se deslizan con facilidad hacia posturas radicales debido a una predisposición intrínseca a ser guiadas por emociones intensas y simplificadoras. En este ensayo exploraremos, ampliando el planteamiento de Freud, los factores que determinan este fenómeno, su relevancia histórica y contemporánea, y los riesgos que conlleva para la estructura social y política.
La psicología de las masas: el eclipse del individuo
El concepto de “masa” trasciende la mera aglomeración física de individuos. Desde un enfoque psicológico, la masa constituye un ente casi autónomo, caracterizado por la pérdida de las particularidades individuales y la integración de sus miembros en una voluntad colectiva. Gustave Le Bon, precursor en el estudio de las masas, describió esta condición como una forma de “hipnosis colectiva”, en la cual el individuo abandona sus propios criterios en favor de los del grupo. Freud expandió esta idea al vincularla con procesos inconscientes: el individuo se entrega a la masa debido a una identificación emocional que refuerza su sentido de pertenencia y elimina la sensación de duda o incertidumbre.
En el contexto de esta dinámica, la ausencia de ambivalencia es clave. Las masas tienden a polarizarse; las dudas son vistas como amenazas a la cohesión del grupo y, por lo tanto, se eliminan rápidamente. Esta inclinación hacia la certeza absoluta explica por qué los extremos, más que los puntos intermedios, son los destinos naturales de las masas. Aquí no caben matices ni contradicciones: las emociones intensas, como la sospecha o el odio, se magnifican y encuentran formas expresivas de manifestarse. Un ejemplo claro de este fenómeno lo encontramos en las persecuciones ideológicas, religiosas o políticas que han marcado la historia humana, desde la Inquisición hasta los totalitarismos del siglo XX.
El papel del líder en la radicalización de las masas
Un elemento fundamental en el comportamiento de las masas es el papel del líder, quien actúa como catalizador de la energía colectiva. Freud, en su análisis, identifica al líder como una figura que sustituye las inseguridades individuales con una dirección clara y un propósito aparente. Para lograr esto, el líder debe simplificar los mensajes al máximo, eliminar toda complejidad y apelar directamente a las emociones. Así, no importa tanto la coherencia lógica de sus argumentos como la intensidad con que estos son transmitidos. Frases repetitivas, símbolos poderosos y un lenguaje hiperbólico son herramientas fundamentales para moldear la percepción colectiva.
La historia ofrece múltiples ejemplos de líderes que explotaron esta dinámica con resultados devastadores. Adolf Hitler, por ejemplo, dominó el arte de usar un discurso emocionalmente cargado para movilizar a las masas hacia el odio y la acción radical. Su retórica se centraba en identificar enemigos claros —los judíos, los comunistas, los liberales— y atribuirles toda la culpa de las dificultades sociales y económicas. Este enfoque, que elimina la complejidad y reduce los problemas a cuestiones binarias, es especialmente efectivo en contextos de crisis, cuando las masas buscan respuestas rápidas y definitivas.
La manipulación mediática en la era contemporánea
En el contexto actual, los principios freudianos sobre la psicología de las masas son más relevantes que nunca debido al impacto de los medios de comunicación masiva y las redes sociales. Estas plataformas, lejos de fomentar el diálogo racional, tienden a exacerbar las emociones colectivas, amplificando la polarización y promoviendo discursos extremos. Los algoritmos que rigen estas herramientas están diseñados para maximizar la interacción, lo cual se logra al destacar contenidos que generan fuertes reacciones emocionales, como la ira, el miedo o la indignación.
Un caso paradigmático de este fenómeno fue el asalto al Capitolio de los Estados Unidos el 6 de enero de 2021, impulsado por teorías conspirativas y mensajes radicales difundidos en redes sociales. Este evento demostró cómo una masa, estimulada por un líder carismático y mensajes repetitivos que apelaban a emociones viscerales, puede ser llevada a actuar de manera extrema, incluso contra las instituciones democráticas que se supone deberían proteger. Este tipo de comportamientos pone en evidencia los riesgos inherentes a la hiperconectividad y la falta de regulación de las plataformas digitales.
La repetición y la simplificación: motores del comportamiento extremo
La repetición y la simplificación son estrategias clave en la movilización de las masas, como lo señaló Freud. Estas técnicas no solo refuerzan un mensaje, sino que lo convierten en una verdad incuestionable dentro del contexto colectivo. La repetición constante de un argumento, sin importar su validez, termina por establecerlo como una creencia compartida. A nivel neurológico, esta repetición fortalece las conexiones sinápticas relacionadas con ese mensaje, haciéndolo más fácil de recordar y aceptar.
En términos históricos, el uso de propaganda en los regímenes totalitarios es un ejemplo claro de esta estrategia. Los regímenes nazi y soviético, entre otros, desplegaron campañas masivas que repetían eslóganes y conceptos simplificados para mantener a las masas bajo control. Frases como “Ein Volk, ein Reich, ein Führer” (Un pueblo, un imperio, un líder) encapsulaban ideas complejas en lemas que podían ser interiorizados y replicados fácilmente.
La necesidad de estímulos excesivos
Freud también señala que las masas solo responden a estímulos excesivos, un principio que se refleja tanto en contextos históricos como contemporáneos. En tiempos de calma y estabilidad, las masas tienden a disolverse en individuos autónomos, mientras que las crisis —reales o percibidas— las reactivan como entidades colectivas. Esto explica por qué los líderes y movimientos que buscan movilizar a las masas a menudo recurren a la creación o exageración de amenazas externas.
El uso del miedo como herramienta de movilización es un tema recurrente en la política y los medios. Por ejemplo, durante la Guerra Fría, ambos bloques construyeron narrativas extremas sobre la amenaza representada por el otro, llevando a la población a aceptar medidas drásticas, como la acumulación masiva de armas nucleares. En el ámbito contemporáneo, la emergencia climática, las crisis migratorias y las pandemias se utilizan, en ocasiones, como estímulos para movilizar a las masas, aunque no siempre hacia soluciones racionales o constructivas.
Consecuencias sociales y políticas de la radicalización
El comportamiento extremo de las masas tiene profundas implicaciones para la estructura social y política. Cuando las masas adoptan posturas polarizadas, la capacidad para el diálogo y el compromiso disminuye drásticamente, lo cual puede llevar al colapso de las instituciones democráticas. Además, la exaltación de emociones negativas, como el odio o la paranoia, tiende a deshumanizar a los grupos percibidos como enemigos, creando un terreno fértil para la violencia.
En la esfera económica, esta dinámica puede generar inestabilidad, ya que las masas radicalizadas suelen rechazar soluciones complejas a problemas estructurales en favor de propuestas simplistas que prometen resultados inmediatos. Un ejemplo reciente de este fenómeno fue el auge del populismo en diversas partes del mundo, donde líderes carismáticos prometieron soluciones rápidas a problemas como el desempleo, la desigualdad y la corrupción, con resultados a menudo contraproducentes.
Reflexiones finales: el reto de la moderación
El análisis freudiano de la psicología de las masas nos enfrenta a una paradoja fundamental: aunque las masas pueden ser fuerzas transformadoras, su inclinación hacia los extremos también las convierte en agentes potencialmente destructivos. Para mitigar estos riesgos, es necesario promover un modelo de liderazgo y comunicación que fomente el pensamiento crítico, la empatía y el diálogo racional, en lugar de apelar a las emociones más básicas.
En última instancia, el desafío radica en equilibrar la necesidad de cohesión social con el respeto a la autonomía individual. Si bien las masas tienen un poder inherente para generar cambios, este debe ser canalizado hacia fines constructivos que respeten la diversidad de perspectivas y eviten la trampa de los extremos. Solo entonces podremos aprovechar el potencial colectivo de la humanidad sin caer en los abismos de la radicalización y el conflicto.
El CANDELABRO.ILUMINANDO MENTES
#PsicologíaDeLasMasas
#ComportamientoColectivo
#PsicologíaSocial
#RadicalizaciónSocial
#DinámicaDeGrupos
#InfluenciaDeMasas
#LiderazgoYMasas
#PsicologíaFreudiana
#ManipulaciónDeMasas
#PolarizaciónSocial
#HistoriaDeLasMasas
#PsicologíaYSociedad
Descubre más desde REVISTA LITERARIA EL CANDELABRO
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.
