En el crisol de la historia lingüística de la península ibérica, el valenciano emerge como un enigma fascinante. Su origen ha sido debatido intensamente, oscilando entre las teorías mozarabista, de la repoblación y occitanista. Más allá de las fronteras lingüísticas, el valenciano se convierte en un reflejo de la identidad cultural de la Comunidad Valenciana, un testimonio vivo de cómo la lengua se configura y transforma bajo la influencia de diversas corrientes históricas y sociopolíticas.



Imágenes Ideogram AI
El origen del valenciano: un análisis lingüístico e histórico
El debate sobre el origen y la naturaleza del valenciano es uno de los temas más apasionantes y controvertidos dentro de la filología románica. La cuestión de si el valenciano constituye una lengua propia, una variante del catalán o un miembro de un grupo más amplio de lenguas occitanas ha generado discusiones que trascienden lo puramente lingüístico para adentrarse en los ámbitos de la identidad cultural, la política y la historia. Para abordar esta cuestión de manera exhaustiva y académica, es necesario analizar las tres teorías principales que intentan explicar su génesis —la mozarabista, la de la repoblación y la occitanista—, evaluar las evidencias históricas y lingüísticas que las sustentan, y considerar los factores sociolingüísticos que han moldeado su desarrollo hasta el presente.
Comencemos con la teoría mozarabista, que plantea que el valenciano evolucionó directamente del latín vulgar hablado en la región de Valencia, con influencias significativas del árabe y del castellano, independientes de la órbita catalana. Esta hipótesis se basa en la idea de una continuidad lingüística en el territorio valenciano desde la época romana, interrumpida pero no reemplazada por la dominación musulmana entre los siglos VIII y XIII. Los defensores de esta teoría argumentan que el sustrato mozárabe —es decir, el romance hablado por los cristianos bajo el dominio islámico— habría dado lugar a una lengua romance diferenciada, que luego se enriqueció con préstamos árabes (como “alqueria” o “safanòria”) y que mantuvo rasgos fonéticos y léxicos distintivos frente al catalán estándar. Por ejemplo, se señala la conservación de ciertas formas arcaicas en el valenciano, como el uso de la “-o” final en lugar de la “-u” catalana en algunos contextos (e.g., “carro” frente a “carru”), o la presencia de vocablos que no tienen paralelos exactos en el catalán normativo. Sin embargo, esta teoría enfrenta críticas importantes: la falta de documentación escrita del supuesto romance valenciano pre-reconquista debilita su fundamento, ya que los textos más antiguos en valenciano datan de después de la conquista de Jaime I en 1238, y estos muestran una clara afinidad con el catalán medieval. Además, los rasgos diferenciadores del valenciano podrían explicarse como evoluciones dialectales posteriores o como influencias del contacto con el castellano, más que como evidencias de un origen independiente.
La teoría de la repoblación, por su parte, es la más aceptada entre los lingüistas académicos y sostiene que el valenciano es una variante del catalán introducida por los repobladores catalanes y aragoneses tras la conquista cristiana del Reino de Valencia en el siglo XIII. Este planteamiento se apoya en una combinación de evidencias históricas y lingüísticas contundentes. Históricamente, la conquista de Jaime I, rey de Aragón y conde de Barcelona, trajo consigo un contingente significativo de pobladores provenientes de Cataluña, especialmente del área de Lérida y Tarragona, quienes habrían impuesto su lengua romance —el catalán medieval— sobre un sustrato mozárabe debilitado y una población arabófona mayoritaria. Los documentos más antiguos en lengua romance de la región, como los Furs de València (siglo XIII), están escritos en un catalán arcaico que apenas difiere del empleado en otras partes del dominio catalano-aragonés. Lingüísticamente, el valenciano comparte con el catalán un núcleo gramatical, fonológico y léxico que incluye rasgos como el sistema vocálico de siete fonemas (en contraste con las cinco vocales del castellano), el uso de artículos definidos derivados del latín ille (el, la, els, les), y una morfología verbal prácticamente idéntica. Las diferencias entre el valenciano y el catalán estándar —como la aspiración de la “h” inicial en ciertas palabras valencianas (e.g., “hòmens” por “homes”) o el uso de formas como “eixe” en lugar de “aquest”— se explican como evoluciones dialectales dentro de un continuo lingüístico, influenciadas por el contacto con el castellano y el aislamiento relativo de Valencia respecto a los centros catalanes de normativización. Esta teoría, aunque sólida, no está exenta de controversia, especialmente entre quienes ven en ella una negación de la identidad valenciana como entidad cultural diferenciada.
Finalmente, la teoría occitanista propone que el valenciano no es ni una lengua aislada ni una mera variante del catalán, sino parte de un grupo más amplio de lenguas occitanorromances interrelacionadas, que incluirían el occitano, el catalán y otros dialectos históricos del sur de Francia y el este de la península ibérica. Esta hipótesis parte de la similitud estructural entre el valenciano, el catalán y el occitano medieval, como el uso compartido de formas verbales como el pretérito perfecto con “haber” (e.g., “he vist” en valenciano/catalán, frente a “ai vist” en occitano) y un léxico con raíces comunes que se apartan del castellano. Los defensores de esta teoría argumentan que las fronteras lingüísticas entre el catalán, el valenciano y el occitano son artificiales y reflejan divisiones políticas más que realidades filológicas. Sin embargo, esta postura es minoritaria y carece de un respaldo documental sólido: el valenciano no muestra rasgos exclusivos del occitano (como el uso sistemático de diptongos decrecientes o la nasalización vocálica) que lo separen claramente del catalán, y su desarrollo histórico está más vinculado a la Corona de Aragón que al ámbito occitano propiamente dicho.
A la luz de las evidencias, mi posición es que el valenciano debe entenderse como una variante histórica del catalán, con un desarrollo propio que lo dota de características distintivas, pero sin que estas sean suficientes para clasificarlo como una lengua completamente independiente. Desde un punto de vista filológico, el valenciano y el catalán forman parte del mismo sistema lingüístico, originado en el romance hablado en el noreste de la península ibérica durante la Alta Edad Media y consolidado tras la expansión de la Corona de Aragón. La teoría de la repoblación ofrece la explicación más coherente con los datos históricos y lingüísticos disponibles: la llegada masiva de catalanohablantes tras la reconquista, combinada con el sustrato local y las influencias posteriores del castellano y el árabe, dio lugar a un dialecto diferenciado pero no divergente del catalán. Esto no implica una subordinación cultural o lingüística del valenciano; al contrario, su riqueza dialectal —evidente en obras literarias como las de Ausiàs March o Joanot Martorell— y su estandarización moderna por parte de instituciones como la Acadèmia Valenciana de la Llengua refuerzan su estatus como una manifestación legítima y autónoma dentro del continuum catalán.
No obstante, es crucial reconocer que la discusión trasciende lo académico y se entrelaza con cuestiones de identidad. Para muchos valencianos, afirmar que su lengua es una variante del catalán puede percibirse como una amenaza a su singularidad cultural, mientras que para los catalanes, negar esta relación puede interpretarse como un rechazo a una herencia compartida. Este dilema refleja una tensión inherente a las lenguas romances, cuya diversidad surge de procesos históricos complejos y no de fronteras lingüísticas absolutas. En última instancia, el valenciano es un testimonio vivo de la interacción entre continuidad y cambio: una lengua que, independientemente de su clasificación taxonómica, encarna la historia y la creatividad de un pueblo.
Desde una perspectiva estrictamente científica, su parentesco con el catalán es innegable; desde una perspectiva humana, su valor como emblema de la identidad valenciana es igualmente incuestionable.

#Valenciano
#OrigenDelValenciano
#LenguasRomances
#TeoríaMozarabista
#RepoblaciónCatalana
#TeoríaOccitanista
#IdentidadCultural
#Lingüística
#HistoriaDelValenciano
#CatalánYValenciano
#LenguaYPolítica
#PatrimonioLingüístico
Descubre más desde REVISTA LITERARIA EL CANDELABRO
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.

¿El valenciano independiente una teoría? Repoblación? Que atrevida es la ignorancia, y cuánto daño hace a la cultura y al primer idioma con un siglo de oro en literatura… Cuando en los condados de la marca hispánica no sabían apenas leer ni escribir, el valenciano atravesaba su primer siglo de oro en literatura. Hasta el castellano aprendió del valenciano como dijo el propio Miguel de Cervantes. Los occitanos del condado de Barcelona hablaban Provenzal, lemosín y el dialecto barceloni, no fue hasta la llegada del extranjero y químico Pompeyo Fabra que nace el catalán. Estudie al catedrático amenazado por ETA y expulsado de la universidad Ubieto, los textos árabes que describen el romance valenciano, las actas de los juzgados de Alcoy de 1268, a ver cómo hablaban los judíos y árabes valencianos. No sean tan valencianófobos y catalanistas
Estimada Pilar,
Agradezco su interés y su comentario sobre el artículo “La Evolución del Valenciano: Entre el Catalán, el Mozárabe y el Occitano”. Sin embargo, me gustaría aclarar algunos puntos que considero importantes para una discusión académica y respetuosa.
En primer lugar, es importante reconocer que el debate sobre el origen y la naturaleza del valenciano es un tema complejo y apasionante dentro de la filología románica. Las teorías presentadas en el artículo se basan en investigaciones académicas rigurosas y en evidencias históricas y lingüísticas sólidas. La teoría de la repoblación, por ejemplo, es ampliamente aceptada entre los lingüistas académicos debido a las evidencias documentales y lingüísticas que la respaldan. Los documentos más antiguos en lengua romance de la región, como los Furs de València (siglo XIII), están escritos en un catalán arcaico que apenas difiere del empleado en otras partes del dominio catalano-aragonés. Además, el valenciano comparte con el catalán un núcleo gramatical, fonológico y léxico que incluye rasgos distintivos, lo cual sugiere una estrecha relación entre ambas lenguas.
Respecto a su afirmación de que el valenciano atravesaba su primer siglo de oro en literatura mientras en los condados de la marca hispánica no sabían leer ni escribir, es cierto que el valenciano tuvo un florecimiento literario notable durante el Renacimiento. Sin embargo, esto no implica necesariamente que el valenciano sea una lengua independiente del catalán. De hecho, muchas de las obras literarias valencianas de esa época muestran una clara afinidad con el catalán medieval, lo cual refuerza la idea de que ambas lenguas forman parte del mismo sistema lingüístico.
En cuanto a la influencia del valenciano en el castellano, es cierto que existen préstamos léxicos y estructurales entre las lenguas romances de la península ibérica. Sin embargo, esta influencia no puede ser utilizada como argumento para negar la relación entre el valenciano y el catalán. El desarrollo histórico de las lenguas romances es un proceso complejo que involucra múltiples influencias y contactos lingüísticos.
Por último, quiero enfatizar que el objetivo del artículo no es atacar ni desvalorizar la identidad cultural valenciana. Por el contrario, el valenciano es una manifestación legítima y autónoma dentro del continuum catalán, con una riqueza dialectal y literaria propia. La discusión sobre el origen del valenciano debe entenderse como una búsqueda académica por comprender mejor la historia y la evolución de las lenguas romances en la península ibérica.
Espero que estas aclaraciones contribuyan a una discusión más constructiva y respetuosa. Aprecio sus comentarios y estoy abierto a seguir debatiendo este fascinante tema desde una perspectiva académica y objetiva.
Roberto Pereira
Y si, la ignorancia es atrevida, en eso le doy toda la razón.
Desde luego… Dominio catalano aragonés? xD
Estudie la historia, soy valenciano de nacimiento, bilingüe como mis abuelos, uno de ellos de Tarragona por cierto.
Conoce al Cid? Conoce a la filóloga y catedrática de lenguas románicas Teresa Puerto Ferré? Debería conocerla, tanto ella como otros muchos lingüistas han desmontado esa fantástica teoría.
La mejor obra del siglo de oro catalán es Mortadelo y Filemón, sin los escritores de los dos siglos de oro de literatura valenciana no pueden sostener esa burda mentira.
Sabe usted que el último Congreso Internacional de Lenguas Románicas en Mallorca tan sólo 7 académicos apoyaron la teoría catalanista de la unidad de la lengua?
Sabe que jamás han apoyado tal disparate en ningún congreso?
Sabe que la lengua materna no tiene nada que ver con el neovalenciano o catalenciano político?
Sabe que los talleres de traductores y lingüistas estaban en las ciudades importantes y ricas como Toledo o Valencia?
No hace falta que responda, salta a la vista que ignora la realidad histórica.
Estimada Pilar,
Aprecio nuevamente su interés en este debate, aunque observo que su argumento se basa en afirmaciones que carecen de respaldo académico riguroso. Permítame abordar punto por punto sus inquietudes y poner en contexto sus afirmaciones.
1. «Dominio catalano-aragonés? xD. Estudie la historia»
Sí, el Reino de Valencia formaba parte de la Corona de Aragón desde su conquista por Jaime I en 1238. No se trataba de un dominio exclusivamente catalán ni aragonés, sino de un reino con fueros propios dentro de la confederación aragonesa. La repoblación tras la conquista fue mayoritariamente catalanohablante en las zonas costeras y urbanas, y aragonesa en el interior. Esto está documentado en fuentes primarias como los Llibres de Repartiment, que registran los orígenes de los nuevos pobladores.
2. «Conoce al Cid?»
Por supuesto. Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid, tuvo un efímero control sobre Valencia (1094-1102), pero esto no influyó de manera determinante en la lengua romance de la región, que en esa época era predominantemente mozárabe con una fuerte presencia árabe. El Cid no dejó un sustrato lingüístico permanente, pues tras su muerte, Valencia volvió a dominio musulmán hasta la llegada de Jaime I en 1238.
3. «Conoce a la filóloga y catedrática Teresa Puerto Ferré?»
Sí, y también a la abrumadora mayoría de filólogos románicos que han refutado sus tesis. Puerto Ferré sostiene una visión minoritaria, desacreditada en los círculos académicos internacionales, que niega la relación filogenética del valenciano con el catalán. Sin embargo, la Acadèmia Valenciana de la Llengua (AVL), el Institut d’Estudis Catalans (IEC) y la Real Academia Española (RAE) reconocen la unidad lingüística del catalán y el valenciano, con sus respectivas variantes dialectales.
4. «Sin los escritores de los dos siglos de oro de literatura valenciana no pueden sostener esa burda mentira.»
Es cierto que Valencia vivió un auge literario con autores como Ausiàs March, Joanot Martorell, Isabel de Villena o Roís de Corella. Pero todos ellos escribieron en una variante del catalán medieval, como se puede constatar en sus textos originales. Es una falacia afirmar que el esplendor literario de un territorio define la independencia de su lengua. Por ejemplo, el Siglo de Oro español no convierte al castellano en una lengua separada del latín romance del que deriva.
5. «La mejor obra del siglo de oro catalán es Mortadelo y Filemón.»
Mortadelo y Filemón es una historieta del siglo XX escrita en castellano por Francisco Ibáñez, nacido en Barcelona. Esta comparación es completamente ajena al tema y carece de valor argumentativo.
6. «Sabe usted que el último Congreso Internacional de Lenguas Románicas en Mallorca tan solo 7 académicos apoyaron la teoría catalanista de la unidad de la lengua?»
Le agradecería que proporcione fuentes verificables sobre este dato. En congresos internacionales de lingüística románica, la relación filogenética entre catalán y valenciano es un consenso ampliamente aceptado. La Unión Académica Internacional, que agrupa academias de más de 60 países, reconoce el valenciano como una variante del catalán, igual que el francés tiene variantes como el provenzal o el occitano.
7. «Sabe que jamás han apoyado tal disparate en ningún congreso?»
Esto es incorrecto. La Asociación Internacional de Lengua y Literatura Catalanas (AILLC), la Sociedad de Lingüística Románica, y universidades de prestigio como la Universidad de Cambridge, Harvard y La Sorbona han publicado estudios que confirman la unidad del catalán y el valenciano dentro del grupo occitanorromance.
8. «Sabe que la lengua materna no tiene nada que ver con el neovalenciano o catalenciano político?»
El término «neovalenciano» es un invento político sin base filológica. El valenciano es una evolución natural del catalán medieval, con sus particularidades dialectales, igual que el andaluz respecto al castellano o el napolitano respecto al italiano.
9. «Sabe que los talleres de traductores y lingüistas estaban en las ciudades importantes y ricas como Toledo o Valencia?»
Sí, y esto demuestra la importancia de Valencia como centro cultural en la Edad Media, pero no cambia el hecho de que la lengua usada en esos talleres era una variante del catalán medieval. Los documentos notariales, las cartas de privilegio y las obras literarias de la época lo confirman.
10. «No hace falta que responda, salta a la vista que ignora la realidad histórica.»
Le invito a contrastar sus afirmaciones con fuentes académicas verificables. La historia y la lingüística no se basan en sentimientos ni en identidades políticas, sino en datos objetivos. La filología románica ha estudiado durante siglos la evolución del valenciano y sus raíces catalanas están documentadas por textos históricos, estudios comparativos y análisis lingüísticos.
El valenciano es una variante del catalán con su propia evolución, identidad y normativización, pero dentro del mismo sistema lingüístico. Esto no niega la identidad valenciana ni su legado cultural, sino que lo sitúa dentro de su verdadero contexto histórico.
Y ahora sí, cierro el tema, no te contestaré más, ya que veo en ti una postura intransigente y dogmática y así el debate se vuelve estéril e inútil.
Atentamente,
[Roberto Pereira]
Ha quedado claro que su postura se basa en interpretaciones ideológicas, no en hechos filológicos. Cambiar de nombre constantemente y lanzar afirmaciones sin fundamento académico no convierte una teoría en verdad. Alguien, Anónimo, Pilar y todas sus demás identidades quedan al descampado.
Atentamente,
Roberto Pereira
Buenos días, hay muchas cosas que no cuadran con la hipótesis repoblacionista, por ejemplo el hecho del supuesto contingente de repobladores de Lérida y Tarragona que usted menciona en el artículo. ¿Hablaban catalán? En 1150 se conquista Lérida y apenas 90 años después ya hablan catalán y son capaces junto a las gentes de Tarragona de llevarlo a Valencia como lengua mayoritaria y conseguir hacerla lengua literaria en apenas 100 años más. No me lo creo.
Por otro lado, ¿tiene sentido que los catalanes se asentaran a lo largo de 518 km. de costa valenciana y los aragoneses se quedaran en el interior? Imposible, no me lo creo.
Según dicha teoría, desde los ocho condados franceses de la Marca Hispánica y en cuestión de ciento y poco de años, se conquista y coloniza culturalmente las actuales provincias de Lérida, Tarragona, Mallorca, Menorca, Ibiza, Formentera, Alicante, Castellón y Valencia. Buf, me cuesta creer eso.
Habla, parla, lengua… A mi entender, una lengua adquiere ese rango cuando posee una literatura, diccionarios, poesía, textos científicos, etc. los posibles catalanes que repoblaron Valencia carecían de todo eso. En este sentido se puede considerar que el valenciano es lengua antes que el catalán. ¿No sería más apropiado que el catalán fuera incluido dentro del valenciano?
El valenciano se entiende como lengua por sí mismo, cosa que el catalán precisa de la literatura valenciana y balear para adquirir cierto prestigio, el que no dan sus autores hasta bien entrado el siglo XIX.
Pienso que de manera interesada se habla del catalán en sustitución del término romance y son cosas distintas. Como es distinto el concepto de sistema lingüístico y lengua.
Luego está el tema del interés, ¿quién sale beneficiado con una lengua valenciana procedente del catalán? Yo se lo digo: Cataluña, que de esta forma consigue una literatura medieval brillante como es la valenciana e inexistente en la historia de Cataluña.
Observe que el relato catalán está lleno de “mentiras” y fantasías de todo tipo, cambios de denominaciones, etc. Podría seguir…
Por último, recomendar una lectura: “Orígenes de la lengua valenciana. La hipótesis repoblacionista” del filólogo Xaverio Ballester, que es el primer estudio filológico que contrasta la hipótesis repoblacionista.
Gracias por su atención y disculpe por lo desordenada que resulta mi exposición, estamos en fallas y me esperan para almorzar.
Lucas Grao
Hola Lucas, gracias por tu comentario. Se nota que tienes una opinión muy firme sobre el tema, y eso está bien. Pero hay algunas cosas en lo que dices que no cuadran del todo con la realidad histórica y lingüística.
Primero, sobre la idea de que es imposible que en apenas 90 o 100 años se haya expandido el catalán hasta Valencia y se haya convertido en lengua mayoritaria y literaria. No es tan descabellado si lo piensas bien. Cuando Jaime I conquista Valencia en el siglo XIII, trae con él a una gran cantidad de repobladores, y la mayoría eran catalanes, no aragoneses. No es que los aragoneses se “quedaran en el interior” porque no quisieran la costa, sino que la repoblación fue así por cuestiones políticas y demográficas. Los catalanes fueron mayoría en la costa, y la lengua que trajeron fue el catalán, que poco a poco se convirtió en la lengua dominante.
Después mencionas que una lengua solo existe cuando tiene literatura, diccionarios, poesía, textos científicos, etc. Eso no es exactamente así. Todas las lenguas existen antes de que tengan literatura escrita. El latín vulgar, por ejemplo, existía siglos antes de que se escribiera algo en él. El hecho de que no tengamos documentos en catalán antes de cierta fecha no significa que no existiera. Además, el catalán ya tenía literatura en el siglo XIII con autores como Ramon Llull, así que no es cierto que necesitara de la literatura valenciana y balear para tener prestigio.
Ahora, sobre la idea de que el valenciano es una lengua aparte y el catalán debería incluirse dentro de él… bueno, esto va en contra de toda la evidencia lingüística. Si comparamos el valenciano con el catalán central, sí, hay diferencias, pero no más que las que hay entre el andaluz y el castellano de Madrid. A nivel lingüístico, el valenciano es una variante del catalán, igual que el mallorquín. No lo digo yo, lo dicen todos los lingüistas, incluso muchos valencianos. Otra cosa es que haya un sentimiento identitario que haga que algunos quieran separarlo, y eso es respetable, pero no cambia la realidad lingüística.
Y sobre la literatura medieval, tampoco es cierto que Cataluña no tuviera literatura y tuviera que “robar” la valenciana. Catalunya tenía una producción literaria importante, con obras como las de Bernat Metge o Ausiàs March, que aunque nació en Gandía, escribía en la misma lengua que en Barcelona o en Mallorca. No hay un “engaño” o una conspiración para que el catalán se apodere de la literatura valenciana, simplemente es la misma lengua con diferentes variedades.
Entiendo que este tema sea polémico, especialmente en Valencia, donde hay una gran carga política e identitaria en torno a la lengua. Pero desde un punto de vista histórico y lingüístico, la realidad es bastante clara.
Saludos y que disfrutes las Fallas.
Hola Roberto,
Dice usted que tengo “una opinión muy firme sobre el tema”, yo prefiero pensar que, fruto del estudio, soy capaz de cuestionar argumentalmente la extendida hipótesis catalanista, que considero improbable y con fuertes connotaciones político-sociales e imperialistas.
Mantiene usted, pese a lo extravagante de una doble colonización lingüística organizada geográficamente, playa-montaña, que Jaume I trae consigo una gran cantidad de repobladores de los exiguos condados franceses de la Marca Hispánica. Pero lo cierto es que el Llibre del Repartiment apenas recoge un pequeño porcentaje de casas y tierras valencianas, aparte de que no especifica el origen de dichos beneficiarios, como tampoco garantiza que estos se quedaran.
Según usted: “el hecho de que no tengamos documentos en catalán antes de cierta fecha no significa que no existiera”. Debemos aceptar de la misma forma, que también en las tierras valencianas hablábamos un romance no escrito, que sería la base sobre la que se edificaría, con influencia de las lenguas de los “repobladores”, la futura Lengua Valenciana.
Dice usted que: “el catalán ya tenía literatura en el siglo XIII con autores como Ramon Llull”, que como todos sabemos nació en Mallorca y escribió en latín, romance y árabe.
Yo no he dicho que el catalán debiera ser incluido dentro del valenciano, no lo necesitamos y no nos aporta nada.
Incluir en este debate lingüístico, una supuesta variedad del castellano andaluz y el madrileño, haciendo analogías con una lengua como la valenciana que goza de literatura universal y de un Siglo de Oro literario está fuera del orden científico y agrede al conocimiento.
Afirma usted sin aportar más pruebas que: “A nivel lingüístico, el valenciano es una variante del catalán, igual que el mallorquín. No lo digo yo, lo dicen todos los lingüistas, incluso muchos valencianos”, lo sé. También muchos lingüistas creen en Dios, en la astrología o en otras disciplinas poco científicas, incluso usted, que me consta por sus escritos que goza de gran conocimiento, cree en esa hipótesis.
Dice usted que Cataluña gozaba de importante literatura y solo es capaz de citar a Bernat Metge, pues Ausias March es tan valenciano como la paella o la Mare de Deu. Por cierto, autores contemporáneos al barcelonés Metge, como Pere March, Enrique de Villena, Manuel Dieç, Antoni Canals o el anónimo escritor del Llibre de Sent Sovi, ya escribieron en romance valenciano.
Usted lo ve muy claro, para mi, la hipótesis catalanista presenta más dudas que certezas.
En 1395, el dominico valenciano Antoni Canals, tradujo al escritor romano Valeri Màxim. En el colofón de su obra afirma: “…perque yo, a manament de vostra senyoria, el l(he) tret de latí en nostra vulgada lenga materna valenciana, aixi breu com he pogut, jatssessia que altres l’agen tret en lenga cathalana, empero com lur stil sia fort larch e quasi confus…”. Confío en que usted no necesita que se lo traduzca al español.
Saludos,
Lucas Grao
Hola Lucas
Veo que el debate lingüístico entre valenciano y catalán siempre despierta pasiones, y es normal, porque el idioma está ligado a la identidad de un pueblo. Pero hay algunas cosas que mencionas que no son del todo precisas o que merecen matices.
Para empezar, sobre la hipótesis catalanista, la realidad es que la filología moderna, basada en documentos, estudios comparativos y evolución lingüística, confirma que el valenciano es una variedad del catalán. Esto no es una cuestión política ni identitaria, sino lingüística. No lo digo yo, lo dicen la RAE, el Institut d’Estudis Catalans, la Acadèmia Valenciana de la Llengua y prácticamente todos los lingüistas serios. Negarlo es como decir que el andaluz no es español o que el escocés no tiene relación con el inglés.
Dices que el Llibre del Repartiment no especifica el origen de los repobladores, pero sí se sabe que buena parte vinieron de Cataluña y Aragón. Además, hay documentos de la época que registran el uso del catalán en Valencia poco después de la conquista de Jaume I. No es una teoría, es historia.
Sobre la literatura, mencionas a Ausiàs March como exclusivamente valenciano y criticas que Bernat Metge sea el único catalán citado. Pero en Cataluña hubo una gran tradición literaria en la Edad Media, con nombres como Ramon Llull, Jordi de Sant Jordi, Joanot Martorell (autor del Tirant lo Blanc, que se escribió en valenciano pero es catalán en estructura y léxico), Francesc Eiximenis o Jaume Roig. Así que la idea de que Cataluña no tenía literatura es un poco exagerada.
Por otro lado, la cita de Antoni Canals que mencionas es interesante, pero no demuestra que el valenciano sea una lengua independiente. En aquella época, no existía una nomenclatura clara de las lenguas romances. Los escribas podían referirse a su idioma como “valenciano”, “catalán” o incluso “romance” sin que eso significara que fueran lenguas separadas. De hecho, Canals dice que unos traducen al catalán y él al valenciano, pero eso puede interpretarse como distinciones regionales dentro de la misma lengua, como alguien que hoy dice “hablo andaluz” pero no niega que es español.
Entiendo el orgullo por la identidad valenciana, que es totalmente legítimo. Pero la lingüística no funciona con sentimientos ni con política, sino con datos. Y los datos nos dicen que el valenciano y el catalán son variantes de la misma lengua. Negarlo no cambia la historia.
Un saludo.
Lucas, creo que lo mejor es llevar esta discusión con calma, porque veo que usted no me va a convencer a mí ni yo a usted. Yo me baso en hechos históricos y filológicos, mientras que usted parece defender más razones identitarias que lingüísticas. A estas alturas, el debate se vuelve estéril, ya que ninguno de los dos va a cambiar de opinión solo con esta conversación.
Lo más sensato es que ambos sigamos profundizando en el tema, revisando fuentes académicas y estudios serios, para acercarnos a certezas en lugar de quedarnos atrapados en incertidumbres o argumentos repetitivos.
Saludos nuevamente, gracias.
Hola de nuevo, Roberto,
Apela usted a la calma, cuando mis intervenciones han sido en todo momento moderadas y desapasionadas. Dice usted que no le voy a convencer, eso lo tengo claro, pues usted tiene más convencimiento que conocimiento sobre el tema en cuestión.
Afirma usted que: “Yo me baso en hechos históricos y filológicos, mientras que usted parece defender más razones identitarias que lingüísticas”. Pero lo cierto es que hasta el momento no ha aportado más que preceptos y yo en ninguna de mis intervenciones he apelado a razones identitarias. Que por cierto, sepa usted que son de gran peso en el sentido lingüístico.
Por fin dice algo sensato, le animo a siga usted profundizando en el tema, hágalo sin preceptos y trate de ser objetivo, con tal de salir del bucle “lenguaplanista”.
Saludos,
Lucas Grao
Estimado Lucas,
Es curioso que, tras insistir en que sus intervenciones son “moderadas y desapasionadas”, termine recurriendo a una sutil descalificación al decir que “por fin digo algo sensato”, lo que implica que todo lo anterior fue, según usted, insensato. Isaac Asimov decía que “el insulto es el último recurso de los incompetentes”, y aunque no me tomaré el calificativo como tal, sí es evidente que cuando faltan argumentos sólidos, se recurre a menospreciar al otro en lugar de debatir con rigor.
Su discurso, más que filológico o histórico, se nota profundamente identitario y regionalista, lo que hace que la discusión se torne estéril. No es posible llegar a conclusiones objetivas cuando se piensa con el hígado en lugar de con el cerebro. Por ello, creo que es inútil seguir con esta conversación.
Atentamente,
Roberto Pereira
Solo un apunte final: Que Ramon Llull haya nacido en Mallorca no quita que escribiera en catalán, de hecho, fue de los primeros en usarlo para temas filosóficos y científicos cuando casi todo se hacía en latín. También escribió en árabe y latín porque le interesaba el diálogo entre religiones y quería difundir conocimiento. Su obra es parte de la literatura catalana y la compartieron todos los territorios donde se hablaba esta lengua, como Valencia y Baleares. Así que sí, era mallorquín, pero escribía en catalán sin problema.
También me parece que está usted desviando el tema. Que yo publique artículos sobre astrología, cábala o cualquier otro tema no significa que crea en ellos. Mi página es meramente informativa, no adoctrina ni impone ideologías. En ella se pueden encontrar referencias tanto a Adam Smith como a Karl Marx sin que eso implique una inclinación ideológica. Mi postura es clara y definida, pero mi contenido busca informar, no sesgar. Así que relacionar mis publicaciones con mi visión sobre la lingüística valenciana es una falacia que no viene al caso.
Siento si mi comentario sobre astrología le ha resultado molesto, pues no existía dicha intención por mi parte, de hecho, desconocía que tratase este tipo de asuntos en su blog, del que solo conocía el artículo que nos ocupa.
Con respecto a Ramon Llull, que según usted escribía en catalán, aunque no exista constancia documental de ese hecho, le voy a aportar una cita. No está escrita de su puño y letra, pero sí viene al caso, pues lo podríamos considerar como fotocopia compulsada. En el comentario expositivo de su obra en latín «Liber amici et amati» (folio 34v del manuscrito «N. 250. sup» de la Biblioteca Ambrosiana de Milán), se aclara que está exposición fue sacada de un gran volumen compuesto en lengua valenciana por cierto discípulo de Ramón (Llul). Empezado en Valencia el mes de diciembre y terminado el mes de marzo de 1335: “Ista expositio excerpta fuit ex magno volumine in Lingua Valentina composito per quemdam discipulum Raymundi. Inceptum Valentie mense decembris et finito mense Martii anni 1335. Laus Deo…”.
Si le parece lo dejamos aquí, haga usted si así lo desea una última intervención y no me lo tenga en cuenta si no le respondo, pues ambos hemos invertido demasiado tiempo, usted ha de seguir con sus artículos y yo preparar la comida.
Saludos,
Lucas Grao
Mira, decir que no hay constancia de que Ramón Llull escribiera en catalán es como decir que el agua no moja. Hay montones de manuscritos y estudios que demuestran que escribió en catalán, además de en latín y árabe. Obras como Blanquerna, Llibre de meravelles y Fèlix o Llibre de les bèsties están ahí, y no es que alguien las haya inventado después. Eso de que “no hay pruebas documentales” es un mito, porque en la Edad Media los autores no iban firmando sus textos como si fueran contratos de alquiler. Se sabe que son suyas porque los estudios lingüísticos lo confirman, y punto.
Luego, lo de citar un texto en latín diciendo que un discípulo suyo escribió en valenciano… pues muy bien, ¿y qué? Que un discípulo escribiera en valenciano no borra el hecho de que Llull escribiera en catalán. Es como decir que si un argentino escribe en español, entonces Cervantes no escribió en castellano. No tiene sentido. Y ya lo de cerrar la conversación diciendo “bueno, ya hablamos mucho, yo me voy a hacer la comida” es solo una forma de evadir la discusión cuando no hay más argumentos.
“Me resulta curioso que primero me descalifiques por publicar sobre estos temas y luego afirmes que no sabías que los publicaba. ¿Cómo puedes rechazar algo con tanta seguridad si ni siquiera estabas al tanto de que yo lo compartía? Parece que tu crítica no se basa en un análisis real de lo que publico, sino en una predisposición contra estos temas en general. Si realmente no sabías de mis publicaciones, ¿en qué te basas para afirmar que son ‘puras habladurías’ sin rigor?” Esto es de Ripley, jajaja
Estimado Lucas,
He decidido dar por finalizada esta discusión, no porque haya llegado a un punto de entendimiento mutuo, sino porque me ha resultado profundamente decepcionante el nivel académico y argumentativo que ha demostrado a lo largo del debate. Mientras yo he aportado nombres, citas, referencias académicas e incluso la posición de instituciones lingüísticas de prestigio como la RAE y los institutos de lengua valenciana y catalana, usted no ha demostrado absolutamente nada más allá de su propia convicción personal.
En lugar de presentar pruebas concretas, se ha limitado a desacreditar mis aportes y, al final, a intentar rebajarme diciendo que “por fin digo algo sensato”, lo que deja claro que su intención nunca fue debatir con rigor, sino simplemente reafirmar su postura sin contrastarla con la evidencia. No se puede argumentar con alguien que se aferra a su creencia ignorando los hechos.
Dicho esto, le deseo lo mejor, pero no voy a seguir perdiendo el tiempo en una conversación que, lejos de ser un intercambio de ideas enriquecedor, se ha convertido en un ejercicio de obstinación sin fundamento.
Atentamente,
Roberto Pereira