En un mundo donde la autoridad y la tradición solían dictar el pensamiento, Immanuel Kant irrumpió con un llamado revolucionario: romper las cadenas de la dependencia intelectual y abrazar la autonomía mediante la razón crítica. Su ensayo sobre la Ilustración no solo definió una era, sino que desafió a cada individuo a atreverse a pensar por sí mismo. ¿Qué significa realmente salir de la minoría de edad? ¿Cómo transformó este despertar la libertad del pensamiento en la modernidad?
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Immanuel Kant y la Ilustración como emancipación de la razón
La Ilustración fue un movimiento intelectual del siglo XVIII que transformó profundamente las estructuras culturales, políticas y filosóficas de Europa. En este contexto, Immanuel Kant se erige como una de las figuras más influyentes al definir su núcleo teórico con extraordinaria precisión. En su célebre ensayo Beantwortung der Frage: Was ist Aufklärung?, publicado en 1784, Kant responde a la pregunta “¿Qué es la Ilustración?” con una frase tan breve como poderosa: “La salida del hombre de su autoculpable minoría de edad”.
Por minoría de edad, Kant entiende la incapacidad del individuo para servirse de su razón sin la tutela de otro. Esta condición no es impuesta por limitaciones intelectuales, sino por la falta de valor para ejercer el juicio propio. De ahí su célebre exhortación: “¡Sapere aude! ¡Ten el valor de usar tu propio entendimiento!”, que sintetiza el espíritu de una época que buscaba liberarse de las cadenas de la tradición, el dogma y la autoridad.
Kant no solo definió la Ilustración en términos negativos —como liberación de la ignorancia— sino como un proceso positivo y progresivo de maduración intelectual del ser humano. Esta visión implica una ética del pensamiento autónomo, donde cada sujeto es llamado a examinar críticamente sus creencias. La emancipación no es instantánea, sino un camino que requiere educación, libertad y un ambiente propicio para el uso público de la razón.
Uno de los puntos más notables de Kant es la distinción entre el uso público y privado de la razón. El uso privado se refiere al papel que uno desempeña dentro de una institución, donde puede haber restricciones razonables. En cambio, el uso público —como ciudadano, filósofo o escritor— debe ser libre e ilimitado. Esta libertad es condición indispensable para el progreso moral e intelectual de la humanidad, y constituye el pilar de una sociedad racional.
En la obra kantiana, la libertad no es simplemente la ausencia de coacción externa, sino la capacidad del sujeto para actuar conforme a la ley moral que él mismo se da. La Ilustración, entonces, es un llamado a esta forma de libertad interior. Al rechazar tanto el absolutismo como el oscurantismo religioso, Kant se sitúa en el corazón del pensamiento moderno, que concibe la historia como un proceso de esclarecimiento progresivo.
La razón en Kant no es solo facultad cognitiva, sino también principio rector de la vida social. Por ello, su ensayo debe leerse en clave política. El filósofo sostiene que los gobernantes deben permitir la libre expresión del pensamiento, pues de lo contrario se obstaculiza el desarrollo de una ciudadanía ilustrada. La obediencia ciega a la autoridad, ya sea eclesiástica o estatal, perpetúa la minoría de edad y mantiene a los pueblos en la servidumbre de la ignorancia.
Kant escribe en un momento de transición entre el Antiguo Régimen y los ideales republicanos que cristalizarían con la Revolución Francesa. Sin embargo, su postura es reformista antes que revolucionaria. Cree en el poder gradual de la educación y en la fuerza transformadora de la razón crítica. En esto se diferencia de otros ilustrados como Rousseau o Voltaire, más inclinados a confrontaciones directas con el poder.
Este énfasis en la autonomía moral se vincula estrechamente con la filosofía práctica kantiana, desarrollada en obras como la Crítica de la razón práctica y la Fundamentación de la metafísica de las costumbres. Para Kant, ser libre es obedecer a la ley moral que la razón nos impone a todos por igual. Esta ley, universal y a priori, es la condición misma de la dignidad humana, y su realización práctica es la finalidad del proyecto ilustrado.
El ensayo “¿Qué es la Ilustración?” anticipa, en embrión, muchas de las tesis que Kant desarrollará más tarde en su Crítica de la razón pura. Allí también se encuentra la idea de que el entendimiento humano impone estructuras al conocimiento, y que la razón, lejos de ser pasiva, organiza activamente la experiencia. Esta visión activa del sujeto es coherente con la idea de un ser que no acepta verdades heredadas, sino que las examina por sí mismo.
La confianza de Kant en el progreso no es ingenua. Reconoce que la Ilustración es frágil y siempre está en peligro de ser revertida. Por eso, insiste en la necesidad de preservar las condiciones sociales y políticas que permiten el libre ejercicio de la crítica racional. La libertad de imprenta, el acceso a la educación y la promoción del pensamiento filosófico son, para él, medidas esenciales para consolidar los avances alcanzados.
El ensayo kantiano ha sido objeto de múltiples interpretaciones. Michel Foucault, por ejemplo, lo revisita en su texto ¿Qué es la Ilustración? (1984), donde señala que Kant inaugura un modo de pensar que vincula la filosofía con su tiempo. Foucault lo interpreta no como una simple descripción de una época, sino como una actitud crítica permanente, una forma de situarse frente al presente con una disposición emancipadora.
Así, Kant no solo respondió a una pregunta de su tiempo, sino que formuló una exigencia para el porvenir. La Ilustración, entendida como salida de la minoría de edad, no es un momento histórico cerrado, sino un proceso inacabado. El deber de cada generación es continuar ese camino, resistiendo a los poderes que buscan sustituir el juicio propio por el dictado de normas ajenas.
En la actualidad, el mensaje de Kant conserva toda su vigencia. En un mundo saturado de información, pero escaso en discernimiento, el llamado a pensar por cuenta propia sigue siendo urgente. La autonomía no ha perdido valor, y el ideal de una sociedad ilustrada —fundada en el diálogo, la educación y la razón— continúa siendo una aspiración necesaria.
Por todo ello, el ensayo “¿Qué es la Ilustración?” se mantiene como una de las piezas más influyentes de la filosofía moderna. Su lenguaje es claro, su propósito elevado y su impacto, profundo. Más que una definición, Kant nos ofrece una hoja de ruta para la emancipación intelectual del ser humano, recordándonos que la libertad y la razón son inseparables, y que el coraje de pensar sigue siendo la condición primera de la dignidad.
Índice temático del artículo:
Ilustración, Kant, filosofía moderna, sapere aude, autonomía del pensamiento, uso público de la razón, progreso humano, libertad y razón, crítica kantiana, Foucault y Kant
Fuentes consultadas:
- Kant, Immanuel. Beantwortung der Frage: Was ist Aufklärung? (1784).
- Foucault, Michel. ¿Qué es la Ilustración? (1984).
- Cassirer, Ernst. La filosofía de la Ilustración. Fondo de Cultura Económica, 2000.
- Schmidt, James. What Is Enlightenment? Eighteenth-Century Answers and Twentieth-Century Questions. University of California Press, 1996.
- Wood, Allen W. Kant’s Ethical Thought. Cambridge University Press, 1999.
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