Entre tanto ruido, prisas y exigencias vacías, emerge una necesidad urgente: redefinir qué significa vivir bien. No se trata de renunciar al mundo, sino de recuperar lo más humano en medio de su colapso. El alma moderna clama por libertad interior, serenidad emocional y vínculos auténticos, pero ¿cómo reencontrarse con lo esencial sin naufragar en la superficialidad? ¿Qué perdemos cuando confundimos éxito con sentido?


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«Y ahora, ahora, en este momento de mi vida, no quiero casi nada. Tan sólo la ternura de mi amor y la gloriosa compañía de mis amigos. Unas cuantas carcajadas y unas palabras de cariño antes de irme a la cama. El recuerdo dulce de mis muertos. Un par de árboles al otro lado de los cristales y un pedazo de cielo al que se asomen la luz y la noche. El mejor verso del mundo y la más hermosa de las músicas. Por lo demás, podría comer patatas cocidas y dormir en el suelo mientras mi conciencia esté tranquila.

También quiero, eso sí, mantener la libertad y el espíritu crítico por los que pago con gusto todo el precio que haya que pagar. Quiero toda la serenidad para sobrellevar el dolor y toda la alegría para disfrutar de lo bueno. Un instante de belleza a diario. Echar desesperadamente de menos a los que tengan que irse porque tuve la suerte de haberlos tenido a mi lado.

No estar jamás de vuelta de nada. Seguir llorando cada vez que algo lo merezca, pero no quejarme de ninguna tontería. No convertirme nunca, nunca, en una mujer amargada, pase lo que pase. Y que el día en que me toque esfumarme, un puñadito de personas piensen que valió la pena que yo anduviera un rato por aquí. Sólo quiero eso. Casi nada o todo».

Angeles Caso

El valor de lo esencial: una reflexión sobre el sentido de la vida en tiempos de ruido


En un mundo saturado de estímulos, algoritmos y consumo, el texto de Ángeles Caso nos recuerda lo que es realmente esencial en la vida. Lejos de grandes hazañas o conquistas materiales, la autora apunta a una lista breve, íntima y poderosa: amor, amistad, libertad, serenidad y belleza. Esta declaración sencilla pero profunda conecta con una necesidad universal de volver a lo humano, a lo íntimo, a lo que no depende del ruido exterior.

Caso enuncia un manifiesto vital donde lo importante no es el tener, sino el ser. Esta noción está cada vez más ausente en una época donde la acumulación de bienes se ha confundido con el bienestar. El deseo de una vida sencilla, sin pretensiones, pero colmada de sentido, es un gesto revolucionario. En lugar de reclamar todo, ella se conforma con casi nada. O mejor dicho, con todo lo que de verdad importa.

La fuerza del texto reside en su claridad emocional. No hay barroquismo ni grandilocuencia, sólo la exposición desnuda de un anhelo: vivir con la conciencia tranquila, dormir sabiendo que se ha amado, reído y resistido. La mención de “la ternura de mi amor”, “el recuerdo dulce de mis muertos” o “el mejor verso del mundo” no son adornos, sino pilares de una filosofía de vida profundamente humana y lúcida.

Uno de los elementos clave de este fragmento es la defensa del espíritu crítico. Caso no busca una vida cómoda a toda costa, sino una vida libre, incluso si eso implica dolor o conflicto. La libertad no es negociable para quien desea pensar por sí mismo. Este compromiso con la autenticidad convierte su propuesta en un acto de resistencia frente al conformismo y la mediocridad emocional.

El texto también rechaza el cinismo. “No estar jamás de vuelta de nada” es una consigna potente contra la apatía moderna. Reivindica el derecho a emocionarse sin cinismo, a seguir llorando cuando algo lo merece, pero sin caer en la queja vacía. Caso plantea una ética emocional basada en la sensibilidad responsable: sentir lo justo, sin dramatizar ni endurecerse.

Este enfoque vital se alinea con movimientos actuales como el minimalismo existencial, la slow life o incluso ciertos postulados del estoicismo contemporáneo, que defienden el retorno a lo simple, la reducción del ruido mental y el cultivo de una vida plena en lo intangible. Caso anticipa, desde la literatura, una contracultura del alma: vivir con poco, pero con significado.

Su texto también apunta al valor de los vínculos. No hay deseo más repetido que el de compartir la vida con otros: amigos, amantes, ausentes. Esos lazos son, para ella, el verdadero tesoro. Frente al individualismo extremo, Caso levanta una bandera silenciosa por la afectividad como centro del sentido vital. La vida tiene valor en la medida en que es compartida y recordada.

Esta idea conecta con otro concepto clave del ensayo: la memoria. El recuerdo de los muertos, lejos de entristecer, dignifica. Quien guarda memoria ama, agradece, reconoce. Así, Caso propone una memoria afectiva como forma de gratitud, donde cada pérdida revela una presencia, una fortuna pasada que aún nos acompaña. El dolor, entonces, no es castigo sino herencia de amor.

Caso también da valor al placer cotidiano, a lo que pasa inadvertido: un árbol, una carcajada, un verso. Esta atención a lo pequeño se asemeja a la filosofía japonesa del wabi-sabi, que celebra la belleza de lo modesto y transitorio. En tiempos de vértigo, detenerse a ver la luz o a oír una canción hermosa puede ser un acto de salud espiritual.

No menos importante es su mención a la conciencia tranquila. En una sociedad regida por métricas de éxito externas, Caso recuerda que el único juicio que importa es el de la propia conciencia. Comer patatas y dormir en el suelo son lujos si el alma está en paz. La paz interior, ese bien escaso, se convierte aquí en el símbolo de una vida verdaderamente digna.

También destaca el deseo de no volverse amarga. “No convertirme nunca en una mujer amargada” es una declaración de guerra a la desesperanza. Es elegir la alegría incluso cuando hay razones para rendirse. Es, en otras palabras, elegir la esperanza lúcida, esa que no ignora el dolor pero se niega a dejarse contaminar por él.

Finalmente, el deseo de que unas pocas personas piensen que valió la pena que ella viviera habla de una ética de la huella, no del impacto masivo. No se trata de fama, sino de sentido. Que alguien, aunque sea uno solo, te recuerde con amor es suficiente. En esa brevedad radica la totalidad de una vida bien vivida. Por eso Caso concluye con una paradoja perfecta: “Casi nada o todo”.

El texto de Ángeles Caso funciona como una brújula moral en un mundo desorientado. No da recetas, pero sí ofrece una dirección: hacia dentro, hacia lo humano, hacia lo sensible. En esa dirección, las palabras clave no son “éxito”, “emprendimiento” o “abundancia”, sino “libertad, ternura, conciencia, memoria y belleza”. Palabras que no cotizan en bolsa, pero que salvan.

Hoy más que nunca, cuando la inteligencia artificial, la productividad y la eficiencia colonizan nuestros ritmos, este tipo de pensamiento se vuelve urgente. Reivindicar una vida sencilla con profundidad es también una forma de rebelión. No se trata de renunciar al progreso, sino de evitar que nos robe lo que somos. Caso no pide que dejemos de crecer, sino que no olvidemos para qué vivimos.

Su mensaje puede y debe integrarse en los ámbitos educativos, laborales y familiares. Enseñar que llorar no es debilidad, que tener pocos amigos verdaderos vale más que mil seguidores, que leer poesía puede ser un acto de resistencia. Promover la introspección como parte de la salud mental. Fomentar una ética del cuidado frente a la voracidad del rendimiento.

El texto es una joya ética y estética. Un canto sereno a lo que nos hace humanos. Nos recuerda que lo más importante no cuesta dinero y que la riqueza verdadera está en amar bien, pensar libremente y mirar el cielo con paz. Si cada uno de nosotros viviera con esa claridad, quizás el mundo no sería más perfecto, pero sí más habitable.

El legado que deja Ángeles Caso en estas líneas es íntimo, pero universal. No propone una utopía abstracta, sino una cotidianidad sagrada. En un planeta que arde, en una sociedad saturada de promesas vacías, este llamado a lo esencial suena como un susurro imprescindible. Porque al final, como ella dice, sólo queremos eso: casi nada… o todo.


Referencias:

  1. Caso, A. (2020). Y ahora, ahora, en este momento de mi vida. Fragmento literario.
  2. Byung-Chul Han (2015). La sociedad del cansancio. Herder Editorial.
  3. Murakami, H. (2004). Kafka en la orilla. Tusquets Editores.
  4. Millán-Puelles, A. (1998). La claridad en filosofía. Rialp.
  5. Illich, I. (1973). Tools for Conviviality. Harper & Row.

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