Entre los ecos de las batallas que forjaron imperios, emergen las sombras de los guerreros que protegieron al conquistador más célebre de la Antigüedad. Alejandro no avanzaba solo: a su lado marchaba una élite formada por lealtad absoluta y disciplina implacable. ¿Quiénes eran realmente estos hombres y cómo moldearon el destino del rey macedonio?
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📷 Imagen generada por GPT-4o para El Candelabro. © DR
La Guardia Personal de Alejandro Magno: Somatophylakes, Hypaspistai y la Caballería de los Compañeros
Alejandro III de Macedonia, conocido universalmente como Alejandro Magno, fue uno de los comandantes más audaces de la historia antigua. Su estilo de liderazgo lo llevaba a combatir en primera línea, exponiéndose constantemente al riesgo. Esta forma de mando requería un sistema de protección excepcionalmente eficaz y flexible. Dicho sistema se articulaba en torno a tres cuerpos de élite interconectados: los Somatophylakes (guardias de corps personales), los Hypaspistai (infantería de escudo o guardia real de infantería) y la Hetairoi o Caballería de los Compañeros, especialmente su escuadrón real (agema). Estos tres elementos no solo garantizaban la supervivencia del rey, sino que multiplicaban su capacidad ofensiva.
Los Somatophylakes: los siete hombres de confianza absoluta
Los Somatophylakes (en griego Σωματοφύλακες, “guardianes del cuerpo”) constituían el núcleo más íntimo de la seguridad de Alejandro. Inicialmente siete, y de los ocho en algunos periodos, estos oficiales eran nobles macedonios de la más alta alcurnia, seleccionados por su lealtad personal y competencia militar. Su función iba mucho más allá de la mera escolta: asistían al rey en consejo, transmitían órdenes sensibles y, en batalla, formaban un anillo inmediato alrededor de su persona.
Entre los más célebres destacan Ptolomeo hijo de Lago (futuro Ptolomeo I Sóter), Lisímaco, Perdiccas, Leonnato y Aristonoo. Su nombramiento era vitalicio o hasta caer en desgracia, y la vacante se cubría inmediatamente. Fuentes como Arriano y Curcio Rufo narran episodios donde un somatophylax salvaba literalmente la vida del rey, como cuando Peucestas lo cubrió con el escudo sagrado de Troya en la toma de la ciudad de los malios (325 a.C.).
Origen y evolución del cuerpo de Somatophylakes
El cargo de somatophylax ya existía bajo Filipo II, padre de Alejandro, pero fue su hijo quien lo transformó en una institución de poder político-militar. Durante la campaña asiática el número osciló: en ciertos momentos llegó a ocho miembros para cubrir bajas o ascensos. Tras la muerte de Hefestión en 324 a.C., Alejandro creó el título honorífico de “octavo somatophylax” para su amigo, aunque ya había fallecido, demostrando el carácter afectivo que también podía tener la institución.
Los Hypaspistai: la infantería de élite al servicio del rey
Los Hypaspistai (Ὑπασπισταί, “portadores de escudo”) eran una unidad de infantería pesada selecta de aproximadamente 3.000 hombres dividida en tres chiliarchiai (regimientos de 1.000). Aunque todo el ejército macedonio era profesional, los hypaspistai representaban lo mejor de la infantería no falangita: más móviles que los pezhetairoi, armados con sarissa corta o lanza larga y escudo menor, podían maniobrar rápidamente y combatir tanto en formación cerrada como en orden abierto.
Su función principal era conectar la falange con la caballería y, sobre todo, proteger el flanco derecho del rey durante las cargas de los Compañeros. El regimiento real de los hypaspistai, conocido posteriormente como argyraspides (“escudos de plata”) bajo los diádocos, marchaba siempre junto a Alejandro y acampaba alrededor de su tienda.
El agema de los Hypaspistai y su rol táctico
El agema o escuadrón real de los hypaspistai (unos 500-1.000 hombres) era la unidad más prestigiosa dentro del cuerpo. En batallas como Issos (333 a.C.) y Gaugamela (331 a.C.) los vemos cubriendo el hueco que dejaba Alejandro al cargar oblicuamente con la caballería, evitando que la falange quedara desbordada. Su versatilidad les permitía escalar murallas (como en Tiro o la roca Sogdiana) o realizar marchas forzadas de rescate, como cuando salvaron al rey herido en la campaña de los malios.
La Caballería de los Compañeros (Hetairoi): el arma decisiva
La Caballería de los Compañeros (Hetairoi) era la fuerza de choque por excelencia del ejército macedonio. Aproximadamente 1.800 jinetes divididos en ocho ilai (escadrones) territoriales, más el ila real o agema de unos 300 hombres. Estos últimos, comandados personalmente por Alejandro en la mayoría de batallas, llevaban las mejores armaduras y monturas, y cargaban en formación de cuña para maximizar el impacto.
La presencia del rey al frente del agema convertía esta unidad en el punto neurálgico de la táctica del martillo y el yunque: mientras la falange fijaba al enemigo, Alejandro y sus Compañeros rompían el flanco o la retaguardia adversaria.
Interacción entre los tres cuerpos en combate
La coordinación entre Somatophylakes, Hypaspistai y Caballería de los Compañeros era casi orgánica. En Gaugamela, por ejemplo, los somatophylakes cabalgaban o combatían a pie junto al rey dentro del agema de caballería; inmediatamente detrás marchaba el agema de hypaspistai listo para cubrir una posible retirada o para explotar la brecha abierta por la carga. Esta disposición permitía a Alejandro arriesgarse al máximo sin comprometer la seguridad del mando central.
Cambios tras la conquista del Imperio persa
A partir del 330 a.C., con la incorporación de nobles persas y orientales al ejército, Alejandro comenzó a integrar asiáticos tanto en los Somatophylakes (como el persa Darío, hijo de Artabazo) como en un nuevo escuadrón de caballería llamado “quinto hipparchia” de Compañeros asiáticos. Aunque generó tensiones (motín de Opis, 324 a.C.), reflejaba la voluntad del rey de fusionar ambas tradiciones militares sin renunciar a la lealtad macedonia de sus guardias veteranas.
Legado de estas unidades en la época helenística
Tras la muerte de Alejandro (323 a.C.), los cuerpos de élite se fragmentaron entre los diádocos. Los argyraspides (herederos de los hypaspistai reales) se convirtieron en la unidad más temida de la época, mientras el título de somatophylax perduró en las cortes ptolemaica y seléucida con funciones más ceremoniales. La Caballería de los Compañeros se disolvió en las hiparquías de los reinos helenísticos, pero su modelo táctico influyó en ejércitos posteriores hasta la época romana.
Conclusión: un círculo de hierro alrededor de un rey de bronce
La seguridad personal de Alejandro Magno no dependía de murallas ni de distancia, sino de un entramado humano de lealtad, entrenamiento y prestigio. Los Somatophylakes, los Hypaspistai y la Caballería de los Compañeros no solo protegían al rey; eran la prolongación física de su voluntad en el campo de batalla. Esta combinación de protección íntima y capacidad ofensiva explica en gran medida cómo un hombre pudo conquistar un imperio tan vasto exponiéndose constantemente al combate directo. El legado de estas unidades trasciende lo militar: ilustran la fusión entre carisma personal y estructura institucional que caracterizó el fenómeno alejandrino.
Referencias
Arrian. (1976). Anabasis of Alexander (Books 1-4). Traducido por P. A. Brunt. Harvard University Press (Loeb Classical Library).
Bosworth, A. B. (1988). Conquest and Empire: The Reign of Alexander the Great. Cambridge University Press.
Heckel, W. (2006). Who’s Who in the Age of Alexander the Great: Prosopography of Alexander’s Empire. Blackwell Publishing.
Milns, R. D. (1968). Alexander the Great. Robert Hale.
Tarn, W. W. (1948). Alexander the Great (Vol. 2: Sources and Studies). Cambridge University Press.
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