Entre montañas escarpadas y rutas que unían el Mediterráneo con el Índico, surgió el Aksum precristiano, una potencia africana que desafió a Roma y Persia mientras forjaba una identidad política, religiosa y tecnológica propia. Sus estelas colosales, su escritura ge’ez y su control del comercio marítimo revelan un mundo vibrante y poco contado. ¿Cómo logró este reino dominar la encrucijada del mundo antiguo? ¿Y por qué su historia sigue siendo tan ignorada?
El CANDELABRO.ILUMINANDO MENTES




📷 Imagen generada por GPT-4o para El Candelabro. © DR
El Reino de Aksum precristiano: una potencia africana olvidada en la encrucijada del mundo antiguo
Ubicado en las altiplanicies del norte de la actual Etiopía y Eritrea, el Reino de Aksum emergió aproximadamente en el siglo IV a.C. como una de las civilizaciones más notables del Cuerno de África, aunque su fase precristiana permanece injustamente opacada por el fulgor de su posterior conversión al cristianismo. A diferencia de otras entidades políticas contemporáneas del Sahel o el Nilo, Aksum desarrolló una identidad estatal autónoma, con una economía dinámica sostenida por el comercio marítimo y terrestre, una escritura indígena —el ge’ez— y una sofisticada arquitectura monumental que incluía estelas de granito de hasta treinta metros de altura. Su relevancia en la historia antigua no se limita al ámbito regional: Aksum fue una potencia reconocida por Roma, Persia y la India, integrando redes intercontinentales que unían el Mediterráneo con el Océano Índico, un logro raramente atribuido a las sociedades africanas preislámicas en la historiografía tradicional.
La economía aksumita se fundamentó en una estratégica posición geográfica que le permitió controlar rutas clave entre el Mar Rojo y el interior africano. Sus puertos, especialmente Adulis, se convirtieron en nodos esenciales para el intercambio de bienes como marfil, incienso, especias, esclavos y metales preciosos. A su vez, Aksum importaba productos manufacturados del mundo helenístico y romano —vidrio, cerámica fina, vino— y tejidos indios, evidenciando una integración económica de alcance global. La acuñación de moneda propia a partir del siglo III d.C. —aunque ya antes usaba sistemas metálicos estandarizados— no solo facilitó el comercio interno, sino que proyectó su soberanía y estatus diplomático. Las monedas aksumitas, acuñadas en oro, plata y bronce, portaban leyendas en ge’ez y, ocasionalmente, en griego, simbolizando su doble pertenencia: local y cosmopolita.
La organización política del Aksum precristiano se basaba en una monarquía sacral, probablemente hereditaria, cuyo poder se legitimaba mediante rituales y vínculos con divinidades locales. La figura del negus no era solo un gobernante civil y militar, sino también un intermediario entre el mundo humano y lo divino, una concepción común en sociedades del Cercano Oriente y el noreste africano. Los reyes ejercían autoridad sobre una red de ciudades-estado y comunidades agrícolas, muchas de las cuales tributaban en especie o mano de obra. La administración estatal requería una burocracia incipiente, con funcionarios encargados de recolectar impuestos, supervisar obras públicas y gestionar asuntos diplomáticos. El uso escrito del ge’ez —una escritura abugida derivada del surarabio, pero adaptada fonéticamente al idioma local— sugiere un nivel de complejidad administrativa superior al de sus vecinos contemporáneos.
En el ámbito religioso, Aksum practicaba una forma de politeísmo indígena profundamente influido por las tradiciones sudarábigas y, en menor medida, por elementos egipcios y helenísticos. Las divinidades más prominentes incluían a Mahrem —posiblemente identificado con el dios guerrero Ares por los griegos—, Astar (relacionado con Venus y la fertilidad) y Beher (dios del mar o de la tierra). Los templos eran espacios rituales donde se realizaban sacrificios y ofrendas; uno de los más estudiados es el santuario de Yeha, que data del período preaksumita (c. 700 a.C.) y cuya arquitectura monumental, con sillares tallados y alineaciones astronómicas, anticipa la destreza técnica que luego definiría las estelas aksumitas. La religión no era estática: con el tiempo, hubo una creciente sincretización entre cultos locales y dioses árabes meridionales, como Almaqah, lo que refleja la intensa movilidad humana y cultural a través del Mar Rojo.
Las estelas aksumitas, o hawilt, constituyen uno de los logros más impresionantes de la ingeniería antigua en África subsahariana. Talladas en granito rojo del altiplano, estas estructuras monolíticas —algunas con falsas ventanas y puertas esculpidas en su fachada— servían como marcadores funerarios para la élite, especialmente para los reyes. La Gran Estela, aunque nunca erigida, mide 33 metros y pesa más de 500 toneladas, superando en masa a los obeliscos egipcios más grandes. Su construcción implicaba una logística monumental: extracción in situ, transporte con rodillos y cuerdas, y erección mediante rampas y palancas, todo sin maquinaria mecánica. Estas obras no solo expresan poder político y recursos disponibles, sino también un conocimiento avanzado de la física, la geometría y la organización laboral colectiva, poniendo en jaque la noción de que las sociedades africanas antiguas carecían de complejidad técnica.
La agricultura en Aksum se basaba en un sistema de cultivo en terrazas que aprovechaba las pendientes montañosas para prevenir la erosión y conservar el agua, una técnica que persiste en la región hasta hoy. Los principales cultivos incluían teff, cebada, trigo y sésamo, complementados por la ganadería bovina y ovina. La domesticación del cafeto (Coffea arabica), nativo de las tierras altas etíopes, probablemente ya ocurría en este período, aunque su consumo como bebida ritual o social no está documentado hasta siglos posteriores. La gestión del agua mediante diques y canales demuestra una planificación territorial sofisticada, esencial para sostener una población urbana concentrada. De hecho, Aksum fue una de las primeras ciudades planificadas del África subsahariana, con calles rectas, barrios diferenciados y zonas reservadas para actividades artesanales como la metalurgia del hierro y el bronce.
Las relaciones exteriores de Aksum fueron cruciales para su desarrollo. Los textos griegos y romanos, como el Periplo del Mar Eritreo (siglo I d.C.), describen a Aksum como una nación independiente, rica y bien gobernada, con la que los comerciantes debían negociar respetuosamente. El rey Zoscales, mencionado en el Periplo, dominaba tanto el interior como el litoral, incluyendo Adulis, y conocía griego —una señal de su inserción en el mundo helenístico. Enfrentamientos con el Reino de Saba (Yemen) y posteriormente con Himyar demuestran que Aksum no era un actor pasivo, sino una potencia expansionista que proyectó su influencia al otro lado del Mar Rojo. Estas incursiones también tenían una dimensión económica: el control de los puertos yemeníes aseguraba rutas alternativas frente a la competencia de los nabateos y los romanos, consolidando su papel como intermediario comercial entre Asia y África.
Aunque el Reino de Aksum adoptó formalmente el cristianismo bajo el rey Ezana en el siglo IV d.C., su fase precristiana duró casi ocho siglos y sentó las bases de su apogeo. La conversión no significó una ruptura abrupta, sino una reconfiguración simbólica y política: los símbolos paganos en las monedas (como el disco solar y la luna creciente) fueron reemplazados gradualmente por la cruz, y el culto a Mahrem fue reinterpretado en términos cristianos —el rey como “hijo de Dios”, en analogía con la tradición salomónica. Sin embargo, muchos elementos culturales, arquitectónicos y lingüísticos perduraron. El ge’ez, inicialmente lengua de la administración y la religión politeísta, se convirtió en la lengua litúrgica del cristianismo etíope, un caso único de continuidad cultural en toda África. Este proceso revela la resiliencia y adaptabilidad del estado aksumita frente a los cambios ideológicos globales.
La infra-representación del Aksum precristiano en la historiografía global obedece a múltiples factores: la prevalencia de fuentes escritas grecolatinas y árabes que privilegian su fase cristiana, el sesgo eurocéntrico que descarta logros africanos no vinculados a Egipto o Cartago, y la escasa difusión de la arqueología etíope en lenguas mayoritarias. Sin embargo, los hallazgos en Yeha, Matara, Hawulti-Melazo y la propia Aksum —incluyendo inscripciones trilingües en ge’ez, griego y sabaico— ofrecen un panorama sólido de una civilización compleja, innovadora y globalizada. Su legado no solo incluye monumentos que desafían la gravedad y la imaginación, sino también un modelo de estado africano autosuficiente, capaz de negociar en pie de igualdad con imperios mediterráneos y asiáticos, mucho antes de la llegada de europeos al continente.
El Reino de Aksum precristiano merece ser reconocido no como un mero preludio al cristianismo etíope, sino como una civilización plena, con identidad propia y contribuciones singulares a la historia mundial antigua. Su sistema monetario, su escritura indígena, su arquitectura megalítica y su integración en redes comerciales intercontinentales lo sitúan entre las grandes potencias de su época, equiparable a Roma, Persia o los reinos indios. Revisar su historia permite descolonizar la narrativa del desarrollo humano, mostrando que la complejidad estatal, la innovación técnica y la proyección internacional no fueron monopolio de Eurasia.
Aksum recuerda que África no fue receptora pasiva de influencias, sino productora activa de cultura, conocimiento y poder —una verdad que solo emerge cuando se mira más allá de los estereotipos y se escucha con atención el silencio de las estelas en el viento etíope.
Referencias
Munro-Hay, S. C. (1991). Aksum: An African civilisation of late antiquity. Edinburgh University Press.
Phillips, J. (2012). The archaeology of pre-Islamic Aksum and its hinterland. Azimuth Editions.
Wenig, S. (Ed.). (1978). Africa in antiquity: The arts of ancient Nubia and the Sudan (Vol. 2). Brooklyn Museum.
de Contenson, H. (1963). Les fouilles de Haoulti-Melazo (Ethiopie) et le problème sabéen en Éthiopie. Annales d’Éthiopie, 4, 55–72.
Cohen, A. S., & Schaefer, K. (2013). Early state dynamics in the Horn of Africa: Aksum and its neighbors. Journal of African Archaeology, 11(2), 171–192.
El CANDELABRO.ILUMINANDO MENTES
#AksumAntiguo
#HistoriaAfricana
#CivilizacionesOlvidadas
#AksumPrecristiano
#ArqueologíaAfricana
#GeEz
#EstelasAksumitas
#CuernoDeÁfrica
#ComercioAntiguo
#MundoAntiguoGlobal
#EstadoAksumita
#PatrimonioAfricano
Descubre más desde REVISTA LITERARIA EL CANDELABRO
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.
