Estos seres mitológicos se representan como seres encarnados en el cuerpo de hombres y mujeres de gran belleza y sensualidad, que buscaban seducir a sus víctimas introduciéndose en sus sueños, para después violarlas.


Íncubo es un demonio, en la creencia y mitología popular europea de la Edad Media, que se supone se posa encima de la víctima durmiente, para tener relaciones sexuales con quien duerme, de acuerdo con una amplia cantidad de tradiciones mitológicas y legendarias. Su contraparte femenina se llama súcubo. 


Íncubo

Ser mitológico que yace sobre mujeres dormidas

Íncubo (del latín Incubusin, ‘sobre’ y cubare, ‘yacer’, ‘acostarse’) es un demonio, en la creencia y mitología popular europea de la Edad Media, que se supone se posa encima de la víctima durmiente, para tener relaciones sexuales con quien duerme, de acuerdo con una amplia cantidad de tradiciones mitológicas y legendarias. Su contraparte femenina se llama súcubo. Un íncubo puede buscar tener relaciones sexuales con una mujer para convertirse en el padre de un niño, como en la leyenda de Merlín. Algunas fuentes indican que puede ser identificado por su antinatural frío pene. La tradición religiosa sostiene que tener relaciones sexuales con un íncubo o súcubo puede provocar un deterioro en la salud, o incluso hasta la muerte. Las víctimas viven la experiencia como un sueño sin poder despertar de este.


Mito


Si una mujer queda embarazada, dará a luz una persona de fácil control por parte del mal, o con habilidades especiales (como el mago Merlín, hijo de un íncubo y de una prostituta, según una de las tantas versiones de su nacimiento. Otra versión de la conocida leyenda dice que la madre era una monja seducida por el demonio. Otra de las versiones sostiene que la madre era una célibe hija y heredera de un rey menor de Gales del Sur). El íncubo succiona la energía corporal de la persona en el momento de la copulación; de esta manera, vive o se hace más fuerte.

En casos extremos, de acuerdo con quienes los estudian, puede llegar a darle un paro al corazón de la víctima e incluso matarla por la succión energética ocasionada, dejando a la víctima débil. El único caso «catalogado» de íncubo que fue en 1902 considerado tal por su apariencia y el número de asesinatos cometido contra mujeres de su región. Todos lo describieron igual: ojos color miel, cuerpo seductor, una sonrisa hermosa y en la mano derecha una pulsera de acero, que lo ata al mundo mortal para poder seguir apoderándose de más víctimas.


El Candelabro. Iluminando Mentes.