En el maravilloso mundo de la lectura, existe una conexión especial que solo algunos privilegiados pueden experimentar: la amistad literaria. Ser un lector auténtico va más allá de simplemente leer libros por placer; es sumergirse en las palabras impresas y establecer un lazo profundo con los autores y sus obras. En esta entrada, exploraremos el significado de ser un amigo de los libros, el arte de comprender a los escritores a través de sus páginas y cómo esta relación enriquece nuestras vidas de manera única y trascendental.



«Forjando Lazos Literarios: El Arte de Leer con el Corazón»



EL LECTOR AUTÉNTICO… «En el fondo, todo lector auténtico es también amigo de los libros. Porque el que sabe acoger y amar un libro con el corazón, quiere que sea suyo a ser posible, quiere volver a leerlo, poseerlo y saber que siempre está cerca y a su alcance. Tomar un libro prestado, leerlo y devolverlo, es una cosa sencilla; en general lo que se ha leído así se olvida tan pronto como el libro desaparece de casa. Hay lectores que son capaces de devorar un libro cada día, y para éstos la biblioteca pública es al fin la fuente adecuada, ya que de todos modos no quieren coleccionar tesoros, hacer amigos y enriquecer su vida, sino satisfacer un capricho. A esa especie de lectores que Gottfried Keller supo retratar tan bien en una ocasión, hay que dejarla con su vicio. Para el buen lector, leer un libro significa aprender a conocer la manera de ser y pensar de una persona extraña, tratar de comprenderla y quizá ganarla como amigo. Cuando leemos a los poetas, no conocemos solamente un pequeño círculo de personas y hechos, sino sobre todo al escritor, su manera de vivir y ver, su temperamento, su aspecto interior, finalmente su caligrafía, sus recursos artísticos, el ritmo de sus pensamientos y de su lenguaje. El que quedó cautivado un día por un libro, el que empieza a conocer y entender al autor, el que logró establecer una relación con él, para ése empieza a surtir verdaderamente efecto el libro. Por eso no se desprenderá de él, no lo olvidará, sino que lo conservará, es decir, lo comprará, para leer y vivir en sus páginas cuando lo desee».

Herman Hesse.



El concepto del lector auténtico, tal como lo plantea Herman Hesse en su reflexión, es un testimonio elocuente sobre el poder y la profundidad de la relación que puede desarrollarse entre una persona y un libro. Hesse nos invita a considerar que un verdadero lector no solo se limita a leer por placer o entretenimiento, sino que encuentra en cada página una oportunidad de establecer un lazo profundo con el autor y su obra.

En este sentido, el lector auténtico es aquel que recibe un libro con el corazón abierto, dispuesto a acogerlo y amarlo. La lectura se convierte en una experiencia íntima, en la que el lector se identifica con las ideas y emociones transmitidas por el autor. No se trata solo de asimilar información o historias, sino de sumergirse en la mente y el alma del escritor, tratando de comprender su manera de pensar y sentir.

El verdadero lector no busca leer compulsivamente o acumular libros como simples objetos. En cambio, busca poseer el libro, no como un acto de propiedad material, sino como un acto de pertenencia emocional. La obra se convierte en un compañero fiel, una ventana hacia mundos desconocidos y una puerta hacia nuevas amistades intelectuales.

El libro prestado, a menudo, no tiene el mismo impacto en el lector auténtico. La temporalidad de su estancia en el hogar del lector limita la posibilidad de establecer una conexión duradera. En cambio, el lector auténtico prefiere adquirir el libro, lo que refleja su deseo de mantenerlo cerca, de poder volver a él en cualquier momento y de formar una conexión perdurable con el autor.

La lectura se convierte, entonces, en una forma de aprender sobre la personalidad y la cosmovisión de alguien más. Al adentrarse en la mente del autor, el lector auténtico busca comprenderlo y, en algunos casos, incluso establecer una especie de amistad intelectual. Esta amistad trasciende las barreras del tiempo y del espacio, permitiendo al lector conectarse con pensadores y artistas de épocas pasadas o culturas lejanas.

Cuando un lector auténtico lee poesía, por ejemplo, no solo se adentra en un pequeño círculo de hechos y personas, sino que se sumerge en el mundo interior del poeta. La experiencia de lectura se convierte en un encuentro con el espíritu creativo del autor, con su estilo único y con la singularidad de su escritura.

La conexión que se establece entre el lector auténtico y el libro va más allá de la mera lectura. Es un diálogo silencioso entre dos mentes, donde las palabras impresas cobran vida y se transforman en pensamientos compartidos. Esta comunión de almas es lo que impulsa al lector auténtico a conservar el libro, a releerlo y revivirlo cuando lo desee.

En síntesis, el lector auténtico es aquel que encuentra en la lectura una oportunidad para establecer amistades literarias. Leer un libro se convierte en una forma de conocer al autor, comprender su manera de pensar y sentir, y compartir su visión del mundo. La lectura se convierte en una experiencia significativa y enriquecedora, una conexión duradera que perdura más allá del tiempo y del espacio.

El lector auténtico no colecciona libros, sino que forja amistades intelectuales, y cada libro es un tesoro que atesora en su corazón.


EL CANDELABRO.ILUMINANDO MENTES