En el vasto tapiz de la literatura del siglo XX, emerge una figura cuyas narrativas se tejen con hilos de crítica social, feminismo y recuerdos africanos: Doris Lessing. Nacida en la confluencia de mundos en constante cambio, Lessing no solo fue testigo de las tensiones de su tiempo, sino que también las inmortalizó en sus obras, convirtiéndose en una voz ineludible que resonó desde las vastas llanuras de África hasta los bulliciosos rincones de Londres. Con cada palabra, nos invitó a un viaje a través de su mundo, desafiando normas y desentrañando las complejidades del ser humano.



Lessing y su Espejo de la Civilización: Novela, Feminismo y Anticolonialismo.


Doris Lessing, cuyo nombre de soltera era Doris May Tayler, nació el 22 de octubre de 1919 en Kermanshah y falleció el 17 de noviembre de 2013 en Londres. Aunque también se le conoce por su pseudónimo, Jane Somers, es indiscutible que el nombre de Lessing resuena con fuerza en la literatura contemporánea, no solo por su inmenso talento literario sino también por su audacia al abordar temas polémicos y relevantes de su tiempo.

Inmersa en una realidad que la confrontó directamente con las desigualdades raciales, culturales y de género, Lessing utilizó su pluma para trazar líneas que, a menudo, bordeaban lo autobiográfico. Sus raíces africanas, su infancia y los desengaños que enfrentó a lo largo de su vida no solo influenciaron su obra, sino que también moldearon sus ideales políticos y sociales. Estas experiencias la convirtieron en una ferviente defensora de ideales feministas, comunistas, pacifistas y anticolonialistas.

Una de las características más notables de su trabajo es la diversidad temática y su capacidad para plasmar en palabras conflictos tan universales como el choque cultural, las injusticias raciales y las tensiones entre el individuo y la sociedad. En ese sentido, su obra abarca una impresionante variedad de géneros, desde novelas y relatos cortos hasta ensayos, obras de teatro y libretos de ópera.

Su novela «El cuaderno dorado», publicada en 1962, no solo la catapultó a la fama internacional, sino que también la convirtió en un referente en la lucha por los derechos de las mujeres. Esta obra, así como otras como «Canta la hierba» (1950) y la pentalogía «Hijos de la violencia» (1952-1969), no solo son testimonios de su aguda crítica social sino también exploraciones profundas de la psicología y existencia humanas. Específicamente en «Hijos de la violencia», Lessing traza un paralelo entre el desplome del sistema colonial y las complejas relaciones raciales, mientras sigue los pasos de Martha Quest, un alter ego literario que refleja las propias experiencias de la autora.

Además de su compromiso social, Lessing demostró un profundo respeto y conocimiento de la tradición literaria, en particular de los grandes novelistas realistas del siglo XIX, cuyos matices y densidad en el estudio psicológico y social replicó con destreza en su obra.

A pesar de su clara posición liberal y su reputación como defensora de causas marxistas, anticolonialistas, antisegregacionistas y feministas, Lessing siempre insistió en que su literatura no pretendía ser un vehículo de propaganda política. No obstante, su habilidad para entrelazar la narrativa con cuestiones sociales y políticas es innegable.

Este compromiso con las causas sociales, combinado con su maestría literaria, la hizo merecedora del Premio Nobel de Literatura en 2007. El reconocimiento no solo celebró su talento como escritora, sino también su capacidad única para transmitir la «épica de la experiencia femenina» y reflejar con pasión, escepticismo y visión las divisiones inherentes a la civilización.


El CANDELABRO. ILUMINANDO MENTES