En el vasto universo de las emociones humanas, el amor brilla como una estrella fugaz, iluminando con intensidad pero a menudo desvaneciéndose en un parpadeo. Es un sentimiento que nos eleva hasta las nubes y, al mismo tiempo, nos arrastra hacia abismos oscuros. Jorge Luis Borges, con su pluma aguda y perspicaz, se adentró en este laberinto emocional, desentrañando las complejidades del amor, sus dichas y pesares. A través de sus palabras, nos invita a un viaje introspectivo, donde la pasión, la amistad y la inseguridad se entrelazan en una danza eterna.



«Entre la Felicidad y la Desdicha: Borges y su Visión del Amor»


«Desgraciadamente pienso que el amor trae más pesares que placeres. Ahora claro que la felicidad que da el amor es tan grande que más vale ser desdichado muchas veces para ser feliz algunas. ¡Es también una cuestión de estadística! Yo creo que todos nosotros hemos sido muy felices con el amor alguna vez y también creo que todos hemos sido muy desdichados muchas veces. El amor le ofrece a uno esa incertidumbre, esa inseguridad del hecho de poder pasar de una felicidad absoluta a la desdicha; pero también de poder pasar de la desdicha a la brusca, a la inesperada felicidad. Pienso que es una experiencia y uno no debe rehusar experiencias. Yo diría que el amor no puede prescindir de la amistad. Si el amor prescinde de la amistad es una forma de locura. Una especie de frenesí, un error en suma. Que en la amistad haya algún elemento del amor puede ser; pero son dos cosas diferentes. El amor exige pruebas sobrenaturales, uno querría que la persona que está enamorada o enamorado de uno le diera pruebas milagrosas de ese amor. En cambio la amistad no necesita de pruebas.»

Jorge Luis Borges



El amor, ese sentimiento complejo y multifacético que ha sido motivo de inspiración para poetas, escritores y filósofos a lo largo de la historia, es un tema que Borges aborda con una perspicacia especial. Se refiere al amor como una dualidad, un juego de contrastes donde el placer y el dolor coexisten en un equilibrio frágil. Es esta naturaleza voluble del amor la que lo hace tan intrigante y, a la vez, tan temido.

Borges sugiere que el amor trae consigo más pesares que placeres, una afirmación que, a primera vista, podría parecer pesimista. Sin embargo, al profundizar en sus palabras, se percibe una aceptación de la naturaleza impredecible del amor. La felicidad que proporciona el amor es tan intensa y profunda que vale la pena experimentar el dolor y la desdicha para alcanzar esos momentos de éxtasis. Esta idea nos remite a la noción de que el verdadero amor es aquel que se ha forjado y probado a través de las adversidades; es el amor que ha sobrevivido a las tormentas y que, a pesar de todo, sigue ardiendo con pasión.

Borges también introduce el concepto de estadística en su reflexión sobre el amor. Sugiere que, estadísticamente, es más probable que experimentemos desdichas en el amor que momentos de felicidad pura. Sin embargo, el hecho de que todos hayamos experimentado la felicidad en el amor, aunque sea brevemente, nos da esperanza y nos motiva a seguir buscando ese sentimiento sublime.

Otro aspecto crucial que Borges destaca es la relación entre el amor y la inseguridad. El amor es incierto, es un terreno inexplorado donde uno puede pasar de la felicidad más profunda a la desdicha más amarga en un abrir y cerrar de ojos. Pero esta inseguridad es precisamente lo que hace que el amor sea tan emocionante y valioso. Es la posibilidad de cambiar de estado, de transitar entre el dolor y el placer, lo que le da al amor su carácter único y su atractivo universal.

Además, Borges establece una distinción entre el amor y la amistad. Mientras que el amor demanda pruebas sobrenaturales y milagrosas de devoción, la amistad es más sutil y no requiere de tales demostraciones. Según Borges, si el amor carece de amistad, se convierte en una locura, un frenesí que puede llevar al error. Esto resalta la importancia de la amistad como base sólida para cualquier relación amorosa. Una relación basada únicamente en la pasión puede ser efímera, pero si se sustenta en la amistad, tiene más posibilidades de perdurar.

En suma, la reflexión de Borges sobre el amor es una invitación a aceptar y abrazar la naturaleza impredecible y volátil del amor. Es un recordatorio de que el amor, con todos sus altibajos, es una experiencia que vale la pena vivir. Es un sentimiento que nos enriquece, nos desafía y, sobre todo, nos hace humanos.


El CANDELABRO. ILUMINANDO MENTES