En las luces y sombras de la vieja Hollywood, donde las estrellas nacían y se desvanecían con la misma rapidez, emergió una figura cuyo origen y trayectoria desafiaron las convenciones de la época. Desde las bulliciosas calles de Brooklyn hasta las místicas tierras de los fiordos noruegos, Sigrid Gurie navegó por un mar de expectativas, mitos y realidades. Su historia, entrelazada con la magia del cine, la valentía de la resistencia y el arte puro, es una odisea que merece ser contada. ¿Estás listo para sumergirte en el mundo de la «Garbo Noruega»?



«Sigrid Gurie: Un Icono Redefinido entre la Verdad y la Ficción»


Sigrid Gurie, nacida en 1911 en el bullicioso barrio de Brooklyn en Nueva York, representó un ejemplo de las complejas dinámicas de la industria cinematográfica de Hollywood en la década de 1930. Su travesía, marcada por la manipulación publicitaria y la adaptabilidad artística, es un testimonio del deseo de Hollywood de crear y capitalizar mitos y leyendas.

A su llegada a Hollywood en 1936, fue el magnate del cine Sam Goldwyn quien vio en Gurie un potencial que podía ser comercializado. Dada la popularidad de estrellas extranjeras como Greta Garbo, Goldwyn quiso presentar a Gurie como una figura exótica, otorgándole el apodo de «la Garbo noruega». La promoción de Gurie como «la sirena de los fiordos» buscaba aprovechar el misticismo asociado con las naciones escandinavas. El encanto nórdico y el misterio del fiordo eran ingredientes que Goldwyn consideraba ideales para vender a su nueva estrella.

Fue entonces cuando Sigrid Gurie fue elegida para el papel de Kokashin, hija de Kublai Khan, en «Las Aventuras de Marco Polo» de 1938. Sin embargo, el manto de exotismo tejido alrededor de Gurie comenzó a deshilacharse cuando la prensa descubrió que había nacido en Flatbush, un barrio no muy exótico de Nueva York. En un intento por controlar la narrativa, Goldwyn declaró que era «la mayor farsa en la historia del cine», sugiriendo que había sido un engaño intencional. A pesar de sus intentos, Gurie fue injustamente señalada como chivo expiatorio por el fracaso comercial de la película.

Sin embargo, lejos de dejarse desanimar, Gurie demostró su habilidad actoral en otros proyectos cinematográficos. En «Argel» (1938), compartió pantalla con Charles Boyer y Hedy Lamarr, mostrando una profundidad y sensibilidad en su actuación que la distinguieron. Otras películas notables en las que participó incluyen «Tres Caras al Oeste» (1940) y «Voz en el Viento» (1944).

En 1948, Sigrid participó en «Kampen om tungtvannet», una película noruega que tuvo un significado personal para ella. Basada en el libro «Skis Against the Atom», la historia fue escrita por su hermano, Knut Haukelid. Haukelid no solo fue un escritor, sino también un héroe en la resistencia noruega contra la ocupación nazi durante la Segunda Guerra Mundial. Actuar en una película que reflejaba la valentía y resistencia de su hermano debió haber sido una experiencia profundamente emocional para Gurie.

Después de años en la industria del cine, Sigrid decidió retirarse de la pantalla grande y se mudó a San Miguel de Allende, México, en 1961. Allí, encontró una nueva pasión en las artes visuales, dedicándose a la pintura y al diseño de joyas. Trabajó para Royal Copenhagen, una prestigiosa casa de diseño en Dinamarca, donde sus joyas reflejaban una mezcla de su sensibilidad artística y las influencias culturales que había recogido a lo largo de su vida.

Sigrid Gurie falleció en 1969 a la temprana edad de 58 años. Su vida, marcada por altibajos, enfrentamientos con el mundo del espectáculo y reinventándose a sí misma, es un reflejo de la resiliencia y adaptabilidad del espíritu humano.


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