En el corazón de la poesía hispanoamericana, Gabriela Mistral se erige como una voz que trasciende el tiempo. Su poema «Desolación» es una obra maestra de emociones profundas, donde el dolor y la belleza coexisten en un delicado equilibrio. Este viaje lírico nos sumerge en un paisaje de introspección y melancolía, retratando la lucha interna entre la desesperanza y la búsqueda de luz. Mistral, con su pluma, no solo pinta escenas de la naturaleza en su estado más puro sino que también nos invita a reflexionar sobre la soledad, el amor, y nuestra conexión con lo divino.


El CANDELABRO.ILUMINANDO MENTES 
Imágenes Google 

«La Voz de la Naturaleza y el Alma en ‘Desolación’ de Gabriela Mistral»



Poema: Desolación
Gabriela Mistral


La bruma espesa, eterna, para que olvide dónde me ha arrojado la mar en su ola de salmuera.
La tierra a la que vine no tiene primavera:
tiene su noche larga que cual madre me esconde.

El viento hace a mi casa su ronda de sollozos
y de alarido, y quiebra, como un cristal, mi grito.
Y en la llanura blanca, de horizonte infinito,
miro morir intensos ocasos dolorosos.

¿A quién podrá llamar la que hasta aquí ha venido si más lejos que ella sólo fueron los muertos?
¡Tan sólo ellos contemplan un mar callado y yerto crecer entre sus brazos y los brazos queridos!

Los barcos cuyas velas blanquean en el puerto vienen de tierras donde no están los que no son míos; sus hombres de ojos claros no conocen mis ríos y traen frutos pálidos, sin la luz de mis huertos.

Y la interrogación que sube a mi garganta
al mirarlos pasar, me desciende, vencida:
hablan extrañas lenguas y no la conmovida
lengua que en tierras de oro mi pobre madre canta.

Miro bajar la nieve como el polvo en la huesa;
miro crecer la niebla como el agonizante,
y por no enloquecer no encuentro los instantes, porque la noche larga ahora tan solo empieza.

Miro el llano extasiado y recojo su duelo,
que viene para ver los paisajes mortales.
La nieve es el semblante que asoma a mis cristales: ¡siempre será su albura bajando de los cielos!

Siempre ella, silenciosa, como la gran mirada
de Dios sobre mí; siempre su azahar sobre mi casa; siempre, como el destino que ni mengua ni pasa, descenderá a cubrirme, terrible y extasiada.

Gabriela Mistral



El poema «Desolación» de Gabriela Mistral es una profunda expresión de aislamiento, melancolía y la búsqueda de sentido en medio de un entorno aparentemente desolado e indiferente. Gabriela Mistral, cuyo verdadero nombre era Lucila Godoy Alcayaga, es una de las figuras literarias más importantes de Chile y de la literatura hispanoamericana en general, siendo la primera mujer latinoamericana en recibir el Premio Nobel de Literatura en 1945. Su obra se caracteriza por una profunda emotividad y un fuerte arraigo a los temas de la naturaleza, la maternidad, el amor y el dolor.

«Desolación» destaca por su capacidad para tejer, a través del lenguaje poético, una imagen vívida de la soledad y la introspección. El poema comienza evocando una escena donde la bruma espesa y eterna sirve como metáfora de la confusión y el olvido, sumergiendo al yo lírico en un lugar desconocido y desprovisto de vida. La falta de primavera, la larga noche que oculta como una madre, y los sollozos del viento contra su casa, construyen una atmósfera de abandono y desesperanza.

El yo lírico se encuentra en un paisaje que es al mismo tiempo vasto e íntimo, donde los «ocasos dolorosos» y la nieve que cae perpetuamente son reflejos de su estado interno de desolación. Este paisaje, aunque cruel en su indiferencia, se convierte en el único compañero de la voz poética, que se ve a sí misma aislada, sin nadie a quien llamar, en un mundo donde los vivos parecen tan distantes como los muertos.

La interrogación sobre la identidad y el lugar de pertenencia es central en el poema. Los barcos que llegan con hombres de «ojos claros» y «frutos pálidos» son símbolos de un mundo ajeno, inalcanzable, que no conoce el lenguaje ni los ritos de la tierra natal de la poeta. Este contraste subraya la alienación y el anhelo de conexión con sus raíces y tradiciones.

Finalmente, la nieve y la niebla no solo simbolizan el aislamiento físico y emocional sino que también adquieren un significado espiritual. La «gran mirada de Dios» y el «azahar sobre mi casa» sugieren una búsqueda de trascendencia, una esperanza de redención a través del sufrimiento. La desolación, por lo tanto, se transforma en una experiencia que, aunque marcada por la tristeza y el abandono, abre la posibilidad de una comprensión más profunda de la existencia humana.

En suma, «Desolación» es un testimonio del poder del arte poético para explorar las profundidades de la experiencia humana. A través de su rica imaginería y su emotiva expresión, Gabriela Mistral nos invita a reflexionar sobre la soledad, la pérdida, y la eterna búsqueda de significado en un mundo que, a menudo, parece indiferente a nuestro dolor.


El CANDELABRO. ILUMINANDO MENTES

  1. #PoesíaLatinoamericana
  2. #Desolación
  3. #CulturaLiteraria
  4. #LiteraturaChilena
  5. #PoemasEternos
  6. #ArteYLiteratura
  7. #ExpresiónPoética